65. Ojo de lagarto
El sol, persistente, sacaba brillos esmeraldas a la piel del Gran Lagarto. Recostado sobre una roca, con el cuerpo inmóvil, uno de sus ojos giraba. La enfocaba durante un instante y en los siguientes la olvidaba.
Ella, sentada enfrente, las manos sobre la falda, seguía el movimiento de aquella pupila y la órbita que describía.
El momento en el que la mirada de él se encontraba con la suya la vida se teñía de paraíso, toda la felicidad imaginable concentrada en el pecho.
Placer pasajero, enseguida comenzaba el temor a espantarlo. Su tremendo anhelo, piedra fatal, lo ahuyentaría.
Se iniciaba en ella una contención que se desbordaba. No pasa nada, tranquila. Sí que pasaba.
Su cuerpo rígido expresaba la tensión que quería ocultar. Su ansia al descubierto.
Un parpadeo del lagarto complicaba aún más la situación. Ya está, se iría, se apartaría de ella. Adiós órbita, adiós caricia. Agonía.
Lo prioritario era huir, evitar el desastre ya en curso. Quizás no todo estuviera perdido. Quizás la próxima vez… Ahora, ponerse en pie, apresurarse, correr. Desaparecer.
						
						

Inquietante relato en el que la quietud es un personaje más. Nada pasa y pasa todo!! Ese ojo móvil es un acicate esperanzador. Final feliz? Ojalá Enhorabuena María y muy bien venida!!
Parece una fobia al revés: en vez del temor a los reptiles, la obsesión por perder la caricia de su mirada. Original planteamiento.
Puede darse el caso de que dos seres congenien, aunque no sean de la misma especie, que de alguna manera difícil de explicar, pero cierta y sentida, conecten y se busquen, al menos por una de las partes, que teme que la otra huya.
Un saludo y suerte, María
Muchas gracias por los comentarios. Es mi primer relato en el blog,lo he conocido hace poco tiempo. Cuántos relatos fóbicos ingeniosos, es muy curioso que nos dé por aspectos tan diferentes!
Saludos y enhorabuena!!!
Antes que nada, ¡bienvenida!
En tu micro se palpa la tensión y el miedo de perder al lagarto. Es una historia absorbente.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias! Si te ha interesado, me alegra mucho!
Un abrazo
Un relato muy interesante, entre la fobia y la filia: no se atreve a acercarse pero ansía su mirada errática. Yo incluso me atrevo a una interpretación libre (ya me dirás si me equivoco): para mí es una metáfora del inicio de una relación, dónde hay una busqueda y un alejamiento constante del otro, un miedo a exponer demasiado sus sentimientos y asustar al otro provocando que se aleje definitivamente.
Muy buen relato.
Abrazos
Hola, Anna, muchas gracias por comentar y por tus conclusiones.
Como dices, ese miedo y reacción se corresponden con los temores en el inicio de una relación.
Y también, menos sano, ya en plan más patológico, algo que incapacita las nuevas relaciones. Desequilibrio, trastorno, compulsión…
Las diferentes lecturas son fantásticas, todas tienen su razón de ser.
Un abrazo!