32. Ojos que no ven….
“Los niños deberían esconderse en juegos de risa, no en ruinas de miedo; volar cometas, no temer aviones; soñar mundos, no sobrevivirlos.”
Nuria Rodríguez
A veces cierro los ojos muy fuerte, como me enseñó mamá cuando tenía miedo. Pero esta vez no sirve. La casa ya no está. Mamá tampoco.
Desde el hueco donde jugábamos a escondernos, miro el cielo que ya no tiene cometas, solo zumbidos que caen. Me tapo los oídos, pero los gritos entran igual. Me dijeron que esto es una guerra, pero yo no entiendo por qué los adultos quieren romper el mundo.
El maestro decía que hay cosas correctas y cosas incorrectas. Robar es incorrecto. Hacer daño también. ¿Entonces por qué nadie para esto?
Vi en una pantalla a niños como yo, con mochilas y meriendas. Ellos caminan por calles sin polvo ni sangre. ¿Nos ven? ¿Saben que estamos aquí?
A veces imagino que sí, que alguien abrirá los ojos y gritará: ¡basta! Pero el mundo parece jugar al escondite, como si cerrar los ojos lo hiciera desaparecer.
Yo ya no quiero jugar.
Por desgracia, parece que nos hemos acostumbrado a lo incorrecto, siempre que no nos afecte de forma demasiado directa. Hay guerras que para algunos solo son noticias fugaces en un informativo, mientras que para otros, con menos fortuna, es el mismo infierno.
Ojalá pudiéramos hacer más para detener esa locura, allá donde suceda.
Un abrazo y suerte, Nuria
Uf, Nuria, qué bien contado y qué duro. Eso de «por qué los adultos quieren romper el mundo» me ha puesto los pelos de punta.
Besazos.
Quizás si contamos la barbarie como cuento, como has hecho tú, algunos le presten más atención . Ya no sirven crónicas , ya no sirven voces denunciando ni imágenes mostrando.
Tu has elegido como narrador a un niño que desde su mirada inocente describe a la perfección la crudeza de una guerra.
Nos pones ante el espejo en el que se refleja nuestra impotencia.
Gracias por tu sensibilidad.
Un abrazo
Nuria, no puede haber nada más incorrecto y malvado que matar niños y niñas inocentes. Dentro de unos años los gobiernos de los países que pudieron parar este genocidio y no lo hicieron se tirarán las manos a la cabeza, avergonzados.
Es la segunda vez que me avergüenzo de ser europea. La primera fue cuando se cerraron las fronteras a las personas que huían de la guerra de Siria. Por desgracia, sé que habrá más ocasiones.
Un abrazo y gracias por escribir este micro.