85. ONDAS NUNCA INTERRUMPIDAS
El equipo de salvamento calculó que el aparato de radio llevaba dos días roto. Sin embargo, aquella información no encajaba con lo que el único superviviente que encontraron a bordo les había dicho, apenas sin aliento, al verlos traspasar la carlinga del avión siniestrado. Según afirmaba aquel joven de algo más de veinte años, había estado escuchando música solo unos minutos antes, mientras esperaba su llegada.
–Una melodía preciosa, como las que solía escuchar en la radio de casa justo antes de dormir… Y la voz de la locutora susurrándome entre canción y canción que no me preocupara… Me he librado por muy poco…
Freddy se desmayó de agotamiento. No había comido ni bebido en 48 horas. Cuando recuperase fuerzas, tal vez pudiera contarles más cosas sobre aquel misterioso programa de radio que había estado escuchando sin receptor en alguna parte de su ser.
La lancha de salvamento se alejó del costado del avión accidentado, chapoteando estruendosamente. Mientras aquel amasijo de hierros iba hundiéndose poco a poco, se dejó oír en su interior una melodía de suaves cadencias. En la emisora de radio del puerto, los padres de Freddy Bonham recibían absortos las dulces palabras de ánimo de una locutora.
Ricardo, este juego de situaciones llena de ritmo tu historia. Suerte y saludos
Gracias por tus palabras, Calamanda.
Saludos
Una historia que juega con un elemento mágico que proporciona esperanza en medio de una situación trágica. Besos y suerte.
Te agradezco tu comentario, Ana. Has captado ese poso de esperanza que siempre nos queda, aun en las condiciones más adversas.
Un abrazo
Por un momento me he sentido transportado al misterio de las bermudas. Abrazos y suerte
De alguna manera todo está conectado en tu relato, y ese nexo de unión mágico lo da la radio. Me ha gustado mucho. Mucha suerte 🙂