91. Opera prima
La comisaria contemplaba satisfecha el desarrollo de la exposición. Enmarcadas en discretas molduras se exponían cincuenta chaquetitas de bebé tejidas a mano. Rosas, blancas, azules y beis, con dos colores o del mismo tono, a punto bobo, de arroz, con diferentes ondas y dibujos; todo el público coincidió en que eran auténticas obras de arte. Las había realizado Marga durante toda su vida para los hijos de los demás ya que ella nunca los tuvo y estaban allí cedidas por sus dueños.
Sin embargo, la chaquetita que más se comentaba fue la que se mostraba en los folletos, pero que no se encontraba expuesta. Cuando una mujer preguntó a Marga por tal ausencia, ésta se disculpó aduciendo un problema familiar; su hermana pequeña había desaparecido de su cochecito llevando esa prenda y solo conservaba la fotografía. A la desconocida le fallaron las piernas y cayó de rodillas. “Soy yo, soy yo”, repetía sin cesar en un mantra íntimo, mientras Marga la ayudaba a levantarse. Por fin, sacó de su bolso la chaquetita que aún olía a armario, pero que conservaba en perfecto estado. Ante un público atónito, que rompió a aplaudir, ambas hermanas se rencontraron en un abrazo definitivo.
Esther, cuanta ternura y fluidez en esta historia. Suerte y saludos
Tu historia tiene muchas, juega al despiste.
Una exposición de chaquetas de bebé, ¿qué mundo es este?, ¿por qué no?
Una autora que no tenía nada.
Una ausencia.
Un reencuentro.
Jope, te han cundido las palabras usadas, ya te confirmo que sí.