53. PALACIO RESIGNACIÓN (M. Belén Mateos)
Cerré los ojos esperando el beso que aquella criatura me ofrecía; a medida que se acercaba, un aroma nauseabundo impregnaba mi cuerpo. Su aliento pestilente me hizo contener la respiración y su tacto, áspero, extrañamente cálido, me acarició entera.
Ahora habito en palacio, me visto con sedas y opulentos abalorios, me cantan y versan juglares. Mi aposento lo adornan con lirios y lo perfuman con las más exquisitas esencias. Por el contrario, me ofrecen repulsivos manjares en bandeja de plata.
Arrepentida, cada noche me asomo al balcón para contemplar mi adorada charca y sus ondulantes nenúfares a modo de rosas.
Qué bonito, Belén. Le has dado un giro genial al cuento de la rana y la princesa. Tendrás que explicar en palacio que las ranas (por muy príncipes que parezcan) comen insectos y larvas y no esos manjares servidos en bandeja de plata. A este paso tu protagonista se muere de hambre o se tira de cabeza a la charca buscando algo decente que echarse a la boca.
Un beso y mucha suerte.
Eso creo yo querida Asun, que ciertos manjares son repulsivos para ciertos paladares y que más vale un buen alimento alado para ella que cientos éxanimes en bandeja de plata.
Habrá que cambiar el menú si no quiere el principe quedarse compuesto y sin el dulce croar de su dama.
Muchas gracias, muchos besos preciosa.
Hola, M. Belén.
Se te echaba de menos. Ya lo creo. Y ya estás aquí otra vez con una ranita de personaje principal. Una ranita convertida en princesa. Una ranita añorante de su charca, a la que la cosa palaciega la asfixia. En especial la cuestión alimentaria. Dejas en suspenso, sabiamente, a la imaginación del lector, la índole del ser que transmuta al batracio, que no huele a príncipe precisamente. Todo en el texto son contrastes de la mano de esa prosa elegante que camina musical en cada trayecto, haciendo vibrar, mágico, el diapasón. Lo en teoría más bonancible puede convertirse en nefasto, en amargo oropel, como acontece en la famosa cárcel de oro. Me viene a la memoria el menosprecio de la corte y alabanza de la aldea de Lope de Vega. Me gusta tu texto sucinto, compacto y fornido. Una delicia, en definitiva. Y muy buenos tus Wonderlands. Mi más muy enhorabuena y un beso de bienvenida muy grande.
Encantada de volver a este palacio de letras, donde vuestras historias y comentarios son un manjar exquisito.
Hay jaulas de oro y charcas de alas. Hay princesas con la piel de una tonalidad verde rugosa y ranas con el dulce aroma a lirios. A veces el aire que se respira es el de un reino devastado por la desolación.
Nada parece lo que es y todo es lo que la imaginación desee albergar. La magia de la lectura está en vosotros, yo solo os la he servido en una bandeja que ni siquiera es de plata.
Muchas gracias Eduardo por notar mi ausencia y tus generosas, cariñosas e instruidas palabras.
Un beso igual de grande para ti.
Pensamos que a mayor lujo y medios a nuestro alcance estaremos más cerca de la felicidad, pero pueden llegar a ser lastres que nublan la mirada a la dicha verdadera, que no está en los oropeles, sino en las cosas pequeñas. Un sapo, por mucho que se transforme, siempre tendrá implícita su verdadera naturaleza. En realidad, a él nadie le preguntó si quería ser otra cosa, o terminar sus días en una sencilla charca.
Una vuelta de tuerca original y brillante a la historia clásica, desde un punto de vista distinto y que sorprende. El título, apropiado e impactante.
Un abrazo y suerte, Belén
En la sencillez está la belleza de la vida, en los detalles, en los instantes nuestros.
Todo lo que brilla en algún nos deslumbra, nos aparta de la realidad y nos arrastra a un mundo que siquiera deseamos.
Somos lo que somos, esencia de nosotros y eso es difícil cambiarlo por mucho oropel con el que nos engalanen.
Muchas gracias querido Ángel, un gusto leerte siempre en tus letras y comentarios.
Un abrazo grande.
María Belén, precioso texto. Me encanta la historia del príncipe vista desde el sapo. A veces lo que son manjares para uno, para el anfitrión no lo son y echa de menos sus insectos de la charca.
Un beso fuerte
Así es querida Blanca. El manjar servido en semenjante bandeja deja mucho que desear a quien solo desea sentirse princesa en su charca de nenúfares…
Un beso grande preciosa.
Moraleja: mejor rana en el charco que princesa en la jaula. 🙂
Moraleja acertada Edita. Ser tu misma en el espacio que desees sin ser rana o princesa que no quiera habitar en un palacio que te dicta la historia. Muchas gracias.
Un beso grande.
Los seres mágicos son también esclavos de sus ambientes y de sus rutinas y, como dice Edita, a cada uno lo suyo. No hay nada como estar en casa.
Singular e irónico texto, María Belén. Besos.
Nada como sentirte tú misma y disfrutar de tu entorno sea de oro, acuado o vencido a la rutina.
Muchas gracias Manoli.
Besos de nenúfar para ti preciosa.
Pobre ranita convertida en princesa (seguramente, con un beso que no pidió), añorando su amada charca desde el balcón de ese palacio (que tiene un nombre muy bien puesto), donde salta a la vista que no es oro todo lo que reluce (ni príncipe todo lo que besa, evidentemente).
Siempre me han gustado los cuentos de hadas, y disfruto de todas las posibilidades de juego que nos dan a la hora de escribir. Este micro tuyo (excelente inversión de «El príncipe rana», si no me equivoco), no ha sido la excepción.
Me gustó más que mucho, MARÍA BELÉN.
Cariños,
Mariángeles
Los cuentos son una fuente de lectura infinita, pueden tener muchas lecturas a pesar de la sencilez con la que se narran.
Hay princesas rana y sapos princípes, hay palacios enrejados y charcas de cielo abierto… Todo un mundo a descubrir.
Me alegro que disfrutes con las historias de hadas como yo, la fantasía de perderse en ellas, la inocencia de querrer creerlas…
Muchas gracias linda Mariángeles por tu comentario tan certero.
Un beso lleno de cariño.
El cuento desde el otro punto de vista. Siempre lo hemos oído contar a uno de nuestros semejantes: sus sentimientos, sus vivencias, sus gustos y deseos. Pero ¿y la «rana besada»? ¿Qué siente en su nueva vida?
Un original enfoque, Belén. Que, con la maestría de tus letras, se convierte en un magnífico relato.
Un abrazooo
Esa rana besada y olvidada cuando ya es princesa. Es cierto, que sentirá, que pensará, qué deseará…
Al menos algo de voz he procurado darle para que por fin nos cuente su propio cuento. ¿El final? lo escribimos juntas.
Muchas gracias Amparo, muchos besos preciosa.
Cálido aguazal bordeado de cantos y bañado de espejismos. Habitar en sus dulces aguas revestidas de nenúfares… Como no echar de menos tal reino al compararlo con un palacio amurallado, de frías ventanas sin vida, de príncipes sin pálpito…
Muchas gracias por tu ingenio y sabiduría en tu comentario. Eres ese pozo sin fondo en que aprender.
Un beso desde la humilde charca de mis textos.
Feliz Navidad Juan.
Muy original tu relato, María Belén, pobre princesa/rana enjaulada. Yo, si fuera ella, aprovechando la noche saltaría al estanque de vez en cuando… no estaría mal echarse una «ranita» al aire. Jejeje! Me ha gustado mucho, un saludo!!
Jajajjaja… eso de la «ranita al aire» me encanta. Claro que sí, que salte de ese muro de plata y se bañe, en días de luna nueva, en su querida y sencilla charca dorada.
Muchas gracias Macarena. Un beso bonita.
Una original vuelta de tuerca al cuento de siempre. Me has recordado a Shreck, reclamando su ciénaga, con todos sus encantos: barro, hedores, bichos… y es que no hay nada como el hogar.
Me ha gustado como le vas dando la vuelta a la historia, con sutileza, para que no descubramos la verdad hasta el final.
Suerte y abrazoooo
Hogar dulce hogar dicen, y es que no hay nada mejor que tus origenes y no renegar nunca de ellos.
A veces desde la distancia es cuando sabes apreciar lo que te ha sido vetado, pero para eso están los cuentos y la imaginación, para saltarse las líneas de la irrealidad y cambiar el final si este no nos ha gustado.
Muchas gracias Anna.
Besossss
No siempre la magia llueve a gusto de todos… Original punto de vista sobre el clásico infantil. ¡Mucha suerte! Un abrazo
A veces la magia está en contar la misma historia desde otra mirada y voz distinta.
Muchas gracias Patricia.
Un beso
Como en otras ocasiones, lamentablemente la vagancia (en el buen sentido) comentadil me vence, así que me uno a todos los parabienes precedentes. Suerte, Belén. Un abrazo.
Pues me parace muy bien, hay que descansar de vez en cuando para volver a activarse.
Muchas gracias Jesús.
Un abrazo.
Peligros colaterales de creer en los cuentos clásicos. Hay veces que la magia no alcanza a solucionarlo todo, una pena.
Me gusta el micro y me mata/destroza esa «resignación» que lo inunda. ¿De verdad no puede escaparse?
Un beso, guapa
Vamos a pensar en sí, en que logra saltar desde esa ventana de oropel para bañarse de nuevo en su adorada charca.
A veces los peligros se disfrazan de plata, otras es la magia de la lectura lo que hace posible seguir escribiendo como tú bien sabes hacerlo.
Muchas gracias Luisa.
Un beso grande bonita.
¿Ves? Por eso me niego a ser besada, nada de nauseabundas babas cerca de mí. Y es que donde haya una hermosa charca llena de suculentos insectos que se quiten todos esos manjares del mundo, bueno, la verdad que eso lo digo pensando como rana, en mi caso espero que la cena de Noche Buena presente otro aspecto, pero vamos, que entiendo a tu protagonista, que se dejó llevar por promesas vacías y ahora mira dónde está.
Genial punto de vista el tuyo MªBelén, qué bonito leerte.
Como princesa que eres, seguro que en Noche Buena te ofrecen los mejores manjares para degustar, como yo lo estoy haciendo con tu suculento comentario.
Besos llenos de promesas.
Muchas gracias linda Maribel.
Donde esté un buen saltamontes o un jugoso moscardón, que se quite un faisán al oporto o unas otras con gelatina de beluga… al menos desde el punta de vista de un lagarto, aunque nosotros, he de decirlo, comemos de todo. En serio, lo que has hecho no es darle otro punto de vista al cuento, ni un giro, ni tampoco una vuelta de tuerca, tu le has dado una vuelta completa, has puesto lo de dentro afuera, lo de arriba abajo y has convertido una charca en el mejor palacio. Y te ha quedado precioso. Muchísima suerte!!!
Bsss!!!
Este lagarto tiene buen paladar sin duda, arte en las palabras e historias que encandilan al leerlas.
La vida es una vuelta completa que hay que saborear y, una sencilla charca puede ser el más maravilloso hogar para habitar.
Muchas gracias Juancho.
Un beso grande para ti.
Sólo le queda la esperanza de encontrar al verdadero príncipe de sus sueños entre los anuros.
Muy bonito tu cuento, sería una peli de niños muy instructiva para enseñarles que la felicidad no se encuentra dentro de un castillo.
¡FELIZ 2018!