Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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90. Pálpito refrenado (Calamanda Nevado)

Nevaba en aquella  siesta  sin chicharra cuando vestimos el Árbol de Navidad. Los niños reían a mí alrededor, nerviosos y bullangueros como payasos,  hasta que asomó el sueño y la madrugada se hizo dueña de aquel tesoro infantil; luego se acurrucaron en sus camas y  el silencio vivo y mágico de sus caras inocentes me hizo envidiar su descanso,   y el secreto de cómo  instalarme en su reino.   Entraba en él cuando el vivo reflejo de las luces navideñas del abeto me solicitó   huir de la cama y  navegar  hasta el pasillo. La copa  en el suelo,  en el aire las raíces, y las hojas revoloteando indicaba que el pino se había dado la vuelta. Las ramas,  increíblemente desnudas, vertían sus detalles navideños; los Papa Noel y  enanitos  de baquelita dorada y roja que las adornaban me miraban, y yo a ellos, mientras  trasportaban     continúas cargas de  vistosos  juguetes.  Las estrellas se sembraron en el techo entre carcajadas, las esferas nevadas, y de cristal, agigantadas por las sombras, rodaban con estrépito. Una  me hizo girar la cabeza y estremecerme cuando murmuró: -Ven,  soy Fantasía; lo decoraremos otra vez-. Busqué  la   caja, y arrebolado  guardé el árbol y sus atropellados  adornos.

19 Responses

  1. Un relato lleno de fantasía, en el que ocurren cosas fantásticas, cosa que al protagonista no le hace mucha gracia. Calamanda, tu relato tiene algunas frases que me encantan… «asomó el sueño y la madrugada se hizo dueña de aquel tesoro infantil», «Las estrellas se sembraron en el techo entre carcajadas», por ejemplo.
    Te deseo una Felices Fiestas.
    Un abrazo y suerte.

  2. Ángel Saiz Mora

    Nada más mágico que un sueño, si además enlaza con la famosa magia de la Navidad el resultado puede ser una historia tan imaginativa como ésta. Los árboles que metemos en casa en esta época son un elemento que ilusiona aunque, en el lenguaje onírico, también puede transformarse en una pesadilla que se vuelve contra nosotros. Esta época tampoco gusta a todos y ello puede manifestarse a través del subconsciente.
    Un relato ingenioso y lleno de interesantes matices.
    Un abrazo y suerte, Calamanda

  3. María José Sánchez

    Precioso, Calamanda. Me atrapa esa tierna fantasía que adorna el texto con bellas figuras literarias. Besitos y suerte.

  4. Jesús Garabato Rodríguez

    Te ha salido una historia ideal para estas fechas. Y muy sugerente, por lo que muestra y por lo que oculta. Me gusta. Un abrazo y suerte, Calamanda.

  5. J. Ignacio

    Hola. Te leí anoche, pero tenías aún los comentarios desactivados y no pude contestar. Bien, pues disfruté de todas y cada una de las palabras, es más, me recreé en ellas. Te lo habrán dicho mil veces, pero destilas poesía por todos los poros, desde siempre. Y este mes en particular, nos has dejado a todos arrebolados, chica!!! 😉

  6. Barceló Martínez

    Hola Calamanda, a mí lo que me parece es que tu protagonista se ha pasado con el vino, el cava y los licores de la cena, ja,ja,ja. Quizás al día siguiente, guardó el árbol y los adornos en medio de una resaca del copón.
    Ahora en serio, coincido plenamente con el comentario de Ignacio.
    Una cosilla, creo que tienes una errata en «continúas», perdón por el apunte, odio corregir a nadie, pero aquí hay confianza y «el mejor escribiente echa un borrón», yo el primero, que no el mejor.
    Abrazos encantados, te deseo muy ¡¡¡Felices Navidades!!!.

  7. Martín Zurita

    Hola, Calamanda.
    Un preciosísimo cuento de navidad el tuyo. Lleno de fantasía, de magia en todos sus renglones con el aliento añadido y maravilloso de la poesía. la infancia y su mundo, cuando es cándido, son la esencia de la Navidad. Sí tal cualidad se traslada a los mayores, baqueteados por la vida en mayor o en menor cuantía, la cosa es de órdago a la grande con los amarracos de la magia en la mano. El abeto y sus adornos. Una esfera de cristal que nos reclama y nos invita a redecorar el árbol. Pura magia. Da mucho calorcito tu relato. Nos has vuelto niños, Calamanda, mi dilecta y fiel y entrañable Calamanda. Y no te cuento a EDU: se salía de la silla al terminar de declamárselo. Felicidad ahora y para siempre para ti y los tuyos, ¿O no es la felicidad el compendio de todos los bienes? Y un beso muy sentido, ese solo para ti, poeta.

  8. También yo pienso que la Navidad es de los niños. Es difícil entrar en ese reino cuando se pierde la inocencia o no estás rodeado de ella. Lo intentas, pero como tu protagonista, al final, siempre acabas dejando las cosas en su sitio. Suerte Calamanda!!!
    Bssss!!!

  9. Calamanda

    Rosy, Edita, Maribel, Ángel, María José, Jesús, Yoya, J. Ignacio, Barceló, Martín, Edu, Nani, Sotirios, Juancho. Con comentarios y compañeros como vosotros da gusto enviar un relato. Besos. Gracias por vuestro seguimiento y comentarios. Suerte en el nuevo año y Feliz Navidad a todos¡¡¡¡¡

  10. Salvador Esteve

    Un relato donde la fantasía se adueña de los sueños y en el que las emociones de la navidad se enfrentan en la mente del protagonista. Muy buen relato, Calamanda. Abrazos y felices fiestas.

  11. El duende de la Navidad ha tomado por asalto tu relato y la fiesta de la Fantasía obra su algarabía en este precioso cuento. Mágico e imaginativo a un tiempo. Felicidades, Calamanda, y Feliz 2018. Gracias por dejar que el duende de tus palabras pasara también por mi relato.

  12. Isabel

    Precioso Calamanda, parece que pudo instalarse perfectamente en el Reino de sus hijos, eso sí, no quiso permanecer demasiado allí.

    ¡FELIZ AÑO 2018!

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