33. Partos difíciles
Ahí. A ese momento volvería para quedarme. Al instante en que por fin te tuve entre mis brazos, después de meses de espera que se me hicieron eternos. Ahí volvería. Al segundo en que sentí la emoción de reconocernos con la mirada. Mis ojos oscuros y tus ojos azules. La ternura que papá captó en la cámara de su móvil. Recuerdo que los dos lloramos de felicidad. Y tú, que ya sabías sonreír, habías llegado, sin saberlo, para cambiarnos la vida.
«Te llamaremos Elsa», muy bajito te susurré al oído. y horas después volábamos lejos, dejando atrás el frío y la soledad del orfanato.
¡Pura emoción!
Dos seres que se necesitan y conectan, no se puede pedir nada que sea más intenso. La certeza de que es así y lo será sienpre es un momento tan feliz como irrepetible, pprque vendrán otros, pero nunca como el primero.
Un abrazo y suerte, Marta
Precioso relato Marta. Entre los abrazos entecianos y tu «cuento/realidad» creo que ya ha brotado en mi el espíritu navideño.
Maravilloso final, maravilloso principio para una nueva vida.
Gracias
El amor a un hijo no es patrimonio de la “sangre”, por suerte. Nos has engañado con otro parto, (ya llevábamos dos), pero el giro final ha cambiado la historia, bien llevado!
Rosa me ha quitado las palabras de la boca: al ver el relato he pensado «anda, otro parto» (la verdad es que es un momento ciertamente irrepetible, no me extraña que se repita en esta convocatoria), y hasta el último minuto no se desvela la novedad que has introducido magistralmente. Si no está basado en experiencia personal, da toda la impresión, tan bien narrado está.
Enhorabuena, Marta, un micro precioso, lleno de sentimiento y con un final original y del todo inesperado, como debe ser. Besazo.
Marta, sí que son difíciles esos partos, más largos y complicados que los demás. Dicen que no son hijos de la sangre, pero es que son algo más: son hijos del corazón. Y eso mismo refleja tu micro. Me ha emocionado.
Un abrazo y suerte.