Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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47. PASION

Posé mi mano izquierda sobre su desnuda piel a la altura del fondo del valle de su espalda en su zona lumbar. Su piel era la piel. El trémulo calor que de aquel feraz valle emanaba, transmitiendo a mi mano la más placentera y cálida sensación que ningún dios tendría a su alcance, hizo estremecer cada parte sensible de mi cuerpo, pero sentí que aún no era el momento de perder la noción del tiempo, ni el sentido. Mi otra mano, la derecha, llevaba tiempo abrazada débilmente a su izquierda, y ambas separadas corta distancia de nuestros cuerpos, como palomas suspendidas en un claro y pulsante aire lleno de armónicos melodiosos y sutiles de la música que ocupaba el espacio del salón. Llevábamos bailando, abrazados y extáticos, varias horas. Justo en el momento de iniciar otra de las piezas del concierto, mis dos manos descendieron hasta alcanzar sus leves Hoyuelos de Venus que antojáronseme como lechos de lino sobre tibia escarcha. Cuando pude fijar mi vista sobre su boca que entreabierta esperaba la llegada de la mía, en un gesto mayor de gratitud y placer, pude ver a través de su antifaz, que de sus ojos afloraban sendas lágrimas.

19 Responses

  1. Marcos

    Gracias Ana, celebro que te haya gustado. También entre estos pucheros andan mis alimentos, pero quizás sea menos yo. No se trata a veces de palabras pluscuamperfectas (más que perfectas) sino de una actitud de búsqueda de otras formas de expresión no siempre compartidas. De cualquier manera, ¿cómo no gozar con los conceptos música, baile y piel? Abrazo.

  2. Ricardo

    Intuía la existencia del Rombo de Michaelis. Nos lo presentas real. Existe. Eso, con la música que plasmas hoy, tiene un ritmo admirable.
    Lo he escuchado con deleite.
    Un abrazo.

  3. Nieves Martínez Menaya

    Y yo que, preparada para leer a Marcos S., me había puesto las gafas » Reader Sensations» y va el autor y, en una maniobra de metamorfosis creativa, nos ofrece un relato construido esta vez a base de sugerentes y universalmente comprensibles delicias epiteliales. Pero ese voluntarioso esfuerzo por conseguir un vuelo más raso que en anteriores trabajos, aunque no deja de asombrar por su sorprendente capacidad de adaptación, es tan solo una maniobra aparente, pues está construido con las mismas e identificables herramientas que otros de sus relatos previos, en los que su finalidad no es otra que la legítima exploración de las más insospechadas posibilidades de la auténtica naturaleza del lenguaje y sus límites . Aún tratando de evitar a toda costa mi desbordada propensión a sufrir pareidolia ( apofenia, para los amigos), he de confesar que cuando leo este y otros relatos, se me aparecen estructuras y andamiajes que tal vez ni existan . Es lo que me ha ocurrido una vez más , y lo que trataré de contar, para facilitar a los médicos mi diagnóstico, si fuera el caso.En primer lugar ( iré de lo general a lo particular) es un relato manifiestamente vectorial , descendente, al que nosotros acompañamos a través de ese «canal»comprometido y en el que, una vez «metidos en harina» se nos priva de la resolución esperada, pues , lo que prometía ser el final previsible, amaga y resuelve en un lágrima que acontece a varios años luz del supuesto destino.Turbados por la naturaleza de la escena primera, el recurso del narrador confidente, dota a la historia de un voyeurismo que nos implica y nos convierte en cómplices. Un narrador íntimo y desinhibido que serpentea y nos maneja hasta el punto de deleitarse concluyendo de forma dulce pero inequívocamente inesperada.
    Sin embargo, no es esta la única lectura que me inspira. A nivel formal, y muy a pesar de que el autor diga que no se reconoce , aprecio esa tendencia y que ya es » marca de la casa» y que no es otra que la sobreespecificación: la especificación de lo especificado, el acercamiento a lo ya acercado, al molecularización, el adverbio del adverbio ( qué mano , a qué altura, , en qué zona, de dónde , por dónde, el cuándo del cuándo, el dónde del dónde, a su izquierda, las dos manos, las dos, mías, las mías) marca de la casa. Una constante. Un modo de reforzar , potenciar situaciones a las que se pretende dotar de cierto estrés semántico, ferozmente perseguido.
    Acercando la lupa un poco más, nos encontramos con una construcción interna que no es que descuide ni ignore las repeticiones de pequeñas partículas( su desnuda piel/ de su espalda/ en su zona/ su piel) sino que no son otra cosa , pienso, que un innato afán por la cacofonía en su sentido más políticamente incorrecto. Internándome más cerca en el relato, me ha parecido apreciar algo curioso y que , en mis delirios pareidioláticos, he visto claramente y que no es otra cosa que la estructura cerebral que de su lengua materna se refleja a la hora de ordenar las funciones de cada palabra dentro de la frase. El orden de las funciones en el euskera es inverso, declinado y complejo y hay que estar muy familiarizado con su uso. Es el verbo al final quien lo delata ( » emanaba») así como las complejas sucesiones declinadas que recorren el texto. Por otro lado, en este autor trilingüe también se reflejan las construcciones propias del inglés en el que el adjetivo antecede al sustantivo ( desnuda piel/ trémulo calor/ feraz valle/pulsante aire/)
    En fin, relato de distancias cortas en el que Marcos ha sabido escoger para nosotros caminos aparentemente más transitables pero igualmente exploratorios. Elegante y sutilmente trabajado
    por los caminos del eros, en donde el acierto o el desacierto resultan más patentes, motivo por el que resultan una propuesta arriesgada pero valiente.

  4. Nieves Martínez Menaya

    ( Música de soliloquio)…………………………….
    ………Y es que nosotros….en lugar de jugar a médicos o a papás y a mamás – como todo el mundo – jugábamos a góngoras y quevedos……..Ay! ( suspiro), cuánto tiempo perdido.

    Y ahora, señor Wert, también tengo que abonar el 21 % ?
    (cesa la música)

  5. Un tal Miguel

    Haces subir, bajar, flotar a nuestra imaginación como si fuese un tobogán. Un recorrido suave, sensual, gráfico y sonoro para, siguiendo la música del concierto, hacernos salir de ese sueño y elucubrar sobre esa máscara que nos hará romper la realidad. Lágrimas que no se adivinan si tristes o de placer. Y tanto en el relato al que te enfrentes, realista o investigador, sabes sacar partido a las palabras y convencernos. Me he quedado con ganas de más.

  6. Marcos

    Gracias, Miguel, el placer es mío cuando consigo lo que tan bien has descrito en tu comentario. Por otro lado, y a pesar de quitar magia narrativa a mi relato, te diré que en casa me dicen que las lágrimas son de placer. Besos.

  7. Marcos, erotismo a raudales en tu relato que lleva a una excitación plena si de los hoyos o fosos de Venus te vas al monte de Venus a escalar. Me he acordado de la adivinanza «entre dos montes feroces, sale un hombre dando voces».
    De verdad, aparte del cachondeo, me gusta, hace poco escribí un corto sobre bailar pegados y el tuyo es mejor.
    Un abrazo

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