29. PASIÓN REALISTA (A. BARCELÓ)
¿Cómo no quedar hipnotizado de sus ojos castaños, ni cautivo de ese gesto sutil de morderse el labio inferior dejando entrever unos dientes inmaculadamente blancos y perfectos? Recorro uno a uno el trazado de los hilos áureos que bordan su melena y desciendo hasta llegar al cuello para recrearme en la tersura de su piel. ¿Que desnude sus pechos? No, prefiero dejarlos como están: cubiertos con el fino encaje blanco del sujetador, desbordando erotismo. Avanzo por la llanura perfecta de su vientre sin prisa, seguro de cada movimiento de mi adiestrada mano, con la calma que proporciona la experiencia. El sexo tampoco lo desnudaré, mejor oculto también, adornado por la fina lencería ligeramente humedecida, insinuándose y emanando una calidez imposible de captar para cualquiera que no posea una técnica tan depurada como la mía. Sería ingenuo pensar que la joven estudiante de Bellas Artes que ha pedido posar para mí sienta el mínimo deseo por el anciano que tiene delante. Me conformo con observar la admiración en su mirada a cada trazo que mi pincel realiza para reproducir su proporcionada y sensual anatomía. Me basta con la pasión que le hace sentir mi arte.
Tendemos a simplificarlo todo, cuando la realidad presenta infinitos matices. El concepto de pasión no puede ir asociado únicamente a la que procede del instinto. El ser humano ha desarrollado algo único y sublime, el arte, que permite disfrutar y entusiasmarse con la belleza en sí misma, como le sucede a este artista, mientras que su modelo admira con no menos devoción la maestría con la que el anciano plasma e inmortaliza ese atractivo indudable. En ambos late un profundo respeto hacia el otro.
Dos formas alternativas de ver la pasión, con descripciones llenas de buen gusto y delicadeza, ejecutadas también por una mano diestra en interpretar y referir con acierto lo que se ve y lo que se siente.
Un abrazo y suerte, tocayo
Hola, Ángel.
Como siempre, has captado muy bien la intención del relato. El Realismo pictórico se convierte aquí en el objeto de las pasiones.
Un abrazo, estimado tocayo.
Hola, Juan.
Lo primero, gracias por el apunte ortográfico. Por otro lado, no me veo merecedor de tan alta consideración como compositor de microrrelatos, pero no por ello voy a dejar de agradecer el subidón de autoestima, sobre todo viniendo los cumplidos de un autor de referencia.
Voy a hacer algo que no suelo para desearte ese camino hasta final de Febrero y más allá de lo más dichoso, que es contravenir el refranero y que «Febrerico el corto sea un día mejor que otro».
Un abrazo, estimado Juan.
Un hombre desnuda lentamente a una mujer, recreándose en lo que ve y lo que siente, y también en las sensaciones que percibe en ella… seguimos leyendo y despacio, paulatinamente, descubrimos que no la desnuda con sus manos sino con la mirada, y qué él es el viejo maestro que pinta a su joven alumna, ésa que posa para él… Pocas experiencias debe haber así, carentes de intimidad real y, sin embargo, tan íntimas y sensuales…
Una pasión realista que es una pinturita, literalmente… 😉
Me encantó, BARCELÓ.
Cariños,
Mariángeles
Hola, Mariángeles.
Te cuento como veo yo la historia. La chica es la que se ofrece al virtuoso pintor, entendiéndose que para ella es un privilegio ser inmortalizada por tan ilustre maestro. No queda muy claro, pero es ella quien lo invita a retratar su desnudez, cosa que a él le resultaría demasiado sencilla. Quizá el pintor, en otro momento de su vida, hubiera podido pensar que ella se le estaba insinuando y, no por su avanzada edad, él deja de ser un hombre capaz de sentir deseo. No obstante, es consciente que la única pasión que despierta en ella es la de su arte. Él mismo es poco capaz de sentir ya otra pasión distinta a esa. Lo que pretende el artista, por tanto, es llevar la obra a un plano de realismo superior, que destile sensualidad y erotismo, algo mucho más difícil de trasladar al lienzo. Algo que, sin duda, apasionará a su joven admiradora.
Bueno, esta era la idea del relato. Gracias por tu interpretación y por tu comentario.
Cariños para ti también, mi muy apreciada amiga argentina.
Ya me parecía a mí que estaba todo demasiado ¿perfecto? Pues sabes, qué. Llegar al final me ha hecho verlo perfecto del todo. Ese hombre estaba muy seguro de sí mismo y de lo que quería. ¡Qué mayor perfección que esa?
Tu relato empieza con lujuria y termina con sensatez y casi un poco de egocentrismo. Me ha gustado, sí.
Original, como siempre.
Feliz noche, Barceló. Abrazos.
Hola, Mercedes.
Al leer tu comentario, me he dado cuenta que tienes razón, he caído en la reiteración con el uso del adjetivo «perfecto». Bueno, yo no lo soy en absoluto, jajaja. Lo que no he querido representar en ningún momento es lujuria. Entiendo que este término es sinónimo de desenfreno y de dar rienda suelta a los instintos primarios, pero, en este caso, todo es tranquilidad y reflexión, no hay existe, ni tan siquiera, el contacto. También puedo coincidir que puede haber algo de egocentrismo por ambas partes, la modelo se sabe bella y el pintor virtuoso, pero ninguno de los dos pretende otra cosa que dejarse llevar por una pasión compartida, que es la que da título al relato, la pintura realista.
Me alegro que te haya gustado, Mercedes. Un cálido abrazo con mis mejores de deseos de que estés pletórica de salud y bienestar.
Sutileza y sensualidad a pinceladas muy finas. Efecto muy bien logrado. El título, también perfecto.
Hola, Edita.
Agradecido por tu comentario. Espero que toda te vaya a la perfección.
Un cálido abrazo.
El viejo pintor se recrea mirando a su joven modelo. Seguro del acto creativo. Y la modelo se complace y se entrega segura del resultado artístico. Ambos se sienten cautivados, ambos sienten pasión por la belleza y su admiración es recíproca.
La descripción es muy sensual y ,como se ha dicho,por aquí, delicada. Palabra a palabra nos has ido enredando hasta descubrir la verdadera escena: El pintor y la modelo. Me ha encantado tu propuesta. Te deseo mucha suerte, Ángel . Un beso desde Santander.
Tus letras cubiertas por ese «fino encaje blanco» hacen maravillas. ¡suerte!
Hola, Dominique.
Más que agradecido por tus palabras y por tu generosidad.
Un cálido saludo y mucha suerte para ti también.
Hola, María José.
Me estoy dando cuenta de que a todos se nos está yendo la imaginación al tema de las pasiones y deseos carnales. Claro que estas emociones son un combustible muy propicio para la literatura. Bueno, como ves, yo tampoco me he escapado de la tendencia general, aunque si bien, he intentando aprovecharla para salirme un poco por la tangente.
Espero que estés fenomenal. Me hubiera hecho mucha ilusión poder ir al Encuentro, si se hubiera podido celebrar, y disfrutar de esa fantástica tierra, que me encanta. Espero poder participar en el encuentro online.
Un cálido abrazo desde tierras de Don Quijote.
Pasionales los tres, ella, admirando su arte pictórico, él recreándose en el arte de la madre naturaleza con esa joven, y tú, por tu manera de enlazarlos en esta sugerente historia.
Mucha suerte.
Hola, Paloma.
Ni te imaginas lo bien que le vienen a mi maltrecho ánimo tus motivadoras palabras.
Un cálido y agradecido saludo.