109. Pedaleando cuesta arriba.
En el tercer intento Pablo se tambalea ligeramente al compás de sus dudas; aunque después de apenas tres pedaladas mira al frente y poco a poco consigue avanzar por sí mismo.
Su hijo enjuga una lágrima en su mejilla antes de que su padre de la vuelta al final de la calle, esbozando una sonrisa al verle regresar sobre la bicicleta que tantas veces usó.
Dicen que montar en bici no se olvida nunca; el resto de recuerdos, que esa maldita enfermedad le niega, serán más difíciles de rescatar.
Alfonso, si así es, en los dos casos. Bella y sencilla historia de una época de la vida. Suerte y saludos