73. Pienso muchas veces
Caminábamos por el bosque. Donde terminaba nuestra ruta surgieron vocecillas y risas infantiles. Pensé escéptico -La compañía ideal para nuestra excursión del colegio-. Sin dejarme ver, conté veintitantas extrañas criaturas. Cantaban canciones sobre llantos de niños enfadados.
Entretenían la fiesta: avecillas, duendes, conejitos blancos, cervatos pequeños en brazos de sus mamás, ocho gnomos diminutos como niños de meses, siete hadas preciosas como princesas vestidas de rosa, verde esmeralda, blanco y dorado: con varita, corona y zapatos de tacón, median centímetros.
– ¡Es un cumpleaños!, dijo Juan, mi alumno más aplicado, mirar junto a la seta gigante. Hay coronas doradas y regalos-. Efectivamente. Descubrimos la mesa principal adornada de platitos plateados con formas de estrellas y luna. Desgranaban poemas con voz melodiosa. Vivíamos ese momento mágico en silencio cuando se encendieron cientos de luciérnagas. Fuimos afortunados al ser descubiertos, nos invitaron.
El Duende de mayor edad, y barba más larga y blanca gritó a carcajadas:
-En cada fiesta llegáis visitantes con nuevos relatos. Os enseñaremos leyendas sobre hadas y duendes.-
Seguidamente las ninfas movieron sus baritas y cantaron. -“A dormir, a dormir lirón, a dormir chin pon”.- Vi como adormecían a todos los niños.
Señoría, la verdad, no recuerdo nada más.
Calamanda, lo que parece ser un cuento infantil, donde no falta ningún ser de la literatura para niños, termina siendo una tragedia. Menudo monstruo ese profesor que va de excursión con los niños, y encima se inventa esa historia para hacerse el inocente. Por eso normalmente suelen ir dos o más profesores con la clase.
Muy bueno el relato. Un abrazo
Blanca, es así, suelen ir dos profesores, pero era el final de ruta. Mi intencion es darle una vision parecida a la tuya, pero pensé en muchas otras. Gracias y abrazos
Hola, Cala.
Parecía una tierna excursión con personajes adorables y no lo fue tanto.
No sé si fue el profesor o fueron esos seres los que cometieron la presunta atrocidad porque queda muy abierto.
Uf, Cala, a lo mejor peco de ingenua, pero creo que el profesor es inocente. No me pega que, con lo entregado que está en las primeras descripciones de los personajillos, luego haga desaparecer a los niños.
Ya nos dirás, guapa.
Me ha gustado mucho por lo intrigante que es.
Besazos.
Towanda, es triste si, parece sensible el profesor. Ahí queda la pregunta y la respuesta. Gracias por tu amabilidad. Muchos besos para ti.
Un relato muy bien conseguido que deja un final abierto para poner a prueba nuestra imaginación. Tiernos personajes de cuentos que pueden ser monstruos o un profesor despiadado que trata de engañar al juez con una historia increible. En cualquier caso el final es tremendo.
Me encanta Calamanda, suerte.
besossss…
Mª Belén, efectivamente esos pobres niños están rodeados de pequeños monstruitos y de un profesor bastante extraño. Gracias y muchos besos.
Calamanda, este personaje no se libra que el juez lo encuentre culpable, aunque la historia que cuenta sea real. Ha escrito un anti-cuento para niños, Buen relato, suerte.
Saludos.
Beto, estoy contigo, creo que el profe no se libra de una sentencia condenatoria. Suerte y saludos
Un mundo de cuento y ensoñación que se transforma en la peor pesadilla. Aun teniendo otras virtudes, la mejor, a mi modesto entender es la del contraste, entre lo que parece y lo que verdaderamente sucede.
Un saludo y suerte
Ángel, gracias. Me alegro que te agrade ese contraste, a mi tambien. Saludos
Calamanda, este relato está llena de imaginación. Me gustó muchísimo de leerlo. Un fuerte abrazo y otra vez enhorabuena por tus últimos triunfos, Sotirios.
SOTIRIOS, gracias pr tus palabras. Saludos
Calamanda, un cuento cruel que has narrado con gran habilidad para enganchar al lector. Me ha gustado mucho también el título y cómo nos llevas al giro final. Un abrazo y mucha suerte.
Belén, gracias por tu análisis. Abrazos
En la primera lectura, Calamanda, me ha costado un montón la lectura, quizás por los signos de puntuación que utilizas. Creo que el relato esta muy expandido en los primeros párrafos (dilatado inventario de seres del bosque) y constreñido en la parte intermedia y final. Sospecho que el relato es mucho más largo y quizás «pierda» por ello. No llego a entender el título ni el final, pero al estar bajo la temática del monstruo supongo que maestro o monitos se ha cargado a los alumnos y le está contando una milonga a su señoría. En fin, que te he leído mejores relatos o es problema mío, jeje. Un abrazo.
Javier, gracias por tu extendido análisis. Siento no haberte agradado. Abrazos
Calamanda, un relato donde se mezcla realidad, fantasía e intriga. Me ha gustado. Abrazos.
Salvador, gracias. He intentado mezclar todo eso para llegar hasta ese final. Abrazos
Hasta la frase final no sabía por dónde encontrar la relación con el tema monstruos, interesante ese lapsus de la memoria que deja a lector y juez sin ver la magnitud de la monstrusidad que parece haberse producido.
Suerte!
Yolanda, la sentencia está servida y no es fácil, estoy de acuerdo contigo. Gracias y saludos
Me gusta mucho esa mezcla de fantasía y realidad. Lo has concentrado todo haciendo que la imaginación vuele para dar cabida a todos los personajes, y al final dejas ese interrogante que te pilla a contra pie. Todo muy bien urdido. Mucha suerte 🙂
Juan Antonio, si, hice ese planteamiento con premeditacion y alevosia. Gracias y saludos
J u a n, gracias por tu amable comentario. Me alegra hacerte llegar a esa confusion premeditada. Abrazos