Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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69. Polvo Lunar

Onán se sentía solo en su planeta, pero no estaba especialmente preocupado porque, ya desde chico, sus playmobil le habían enseñado a superar la velocidad de la luz. La ciencia estaba llena de errores, y Onán sabía que, un científico torpe y excéntrico, iba a lastrar a la humanidad durante milenios, al pasar por alto que había algo infinitamente más rápido que la luz: la imaginación. Porque la imaginación solo necesita tener la información precisa del destino y los simuladores necesarios para controlar la percepción sensorial.

Claro que no, la distancia no era ningún problema para Onán. Solo necesitaba vencer aquella terrible indecisión.

Un quásar, rutilante y majestuoso, brillaba delante de él, con dos enooormes agujeros negros en su mismo centro. Allí estaba el remedio de su soledad. Un pequeño impulso sería suficiente. Quince años de preparación en la NASA y tres carreras, le capacitaban sobradamente para salvar los quince metros escasos que mediría la sala del restaurante.

Sin embargo, su imaginación colisionó estrepitosamente con la luna del escaparate, dos asteroides, tres botellas, cinco mesas y un marido. Fue entonces cuando decidió regresar sigilosamente a su planeta, y jurarse autosuficiencia en cuestiones de amor.

Por los siglos de los siglos.

20 Responses

  1. Hola, Luis.
    Es hermosa esa reflexión que se me queda en el paladar tras leer tu micro: hay algo más rápido que la luz y es la imaginación. A veces, como le pasó a Onán, te estampas contra los muros, pero el que no se arriesga… no gana.
    Me gusta ese guiño a los paymobil que hicieron las delicias de tantos y tantos niños de una época ya pasada, es bonito para los que ya tenemos una edad. Ahora se prefieren otros juguetes, ¡qué pena!

    Una cosa, Luis, creo que falta un «que» en esta frase: «Solo tenía vencer aquella terrible indecisión».

    Un abrazo muy grande y ¡suerte!

  2. Gracias, Towi. Mi época es anterior incluso a los playmobil. Nosotros les llamábamos «indios», porque solo había «indios y vaqueros», pero quizás era poco entendible. Por cierto, había también animales de plástico que venían con los tambores de OMO. ¡Vaya tiempos!
    Un beso enorme.

  3. Ángel Saiz Mora

    Quince años de preparación en la NASA y tres carreras no garantizan el éxito en la conquista de un quásar, menos aún si este astro imponente es femenino y tiene marido. Por suerte, cuando ciertas realidades se demuestran hostiles e intocables, la imaginación puede ser un recurso de supervivencia. Un relato en el que la fantasía tiene un aspecto más práctico y físico que poético, en un juego de dobles lecturas donde Onán desgrana los motivos que le conducen a su filosofía basada en la autosuficiencia. Divertido y rompedor.
    Un abrazo grande y suerte, Luis

  4. M Belén Mateos Galán

    la imaginación…ese poder tan alucinante que te hace viajar a mayor velocidad que la luz. Una soledad que desea vencer y un fracaso estelar. Un regreso a su solitario planeta terrenal. Toda un historia bien tramada y narrada. Tu fantasía ha llegado hasta nosotros y ha sido un placer leer tu polvo de luna, que por cierto, es un título que me encanta, muy poético.
    Un beso Luis

  5. Luis San José López

    Y yo que había desvelado la verdadera historia de Onán… Porque todo el mundo pensaba que era por la alitosis de su cuñada. Un beso, Blanca

  6. Me parece que le has hecho un estupendo homenaje a una de las dos grandes fuerzas que mueven el mundo: la imaginación. Muy original, muy bien planteado y un excelente manejo de los campos semánticos para contarnos esta historia de imposibles. Mucha suerte 🙂

  7. Hola, Juan Antonio. ¿Imposibles? Los sentidos son manejables. Dame unos simuladores apropiados y verás. ¡Qué fácil y barato sería viajar así! En fin, muchas gracias, Juan Antonio. Me encantó conoceros.

  8. Muy buen relato, Luis, me ha encantado todo él, es que desde el título hasta la última frase, no has dado puntada sin hilo. 😉 Felicidades y gracias, me has hecho pasar un rato divertido. Un abrazo.

  9. Ton Pedraz

    Me encantó Luis. Originalidad al poder.
    Indios, vaqueros, y animales en tambores de Omo. Tú eres de mi quinta «chaval».
    Y que levante el dedo aquel que no se haya estrellado nunca contra un quásar con tanto riesgo como el que nos presentas. La imaginación consigue, a veces, que saboreemos los placeres más insospechados.
    Mucha suerte y enhorabuena Luis.
    Ton.

  10. Luis San José López

    Qué tiempos, Ton… Y nos lo jugábamos a la «Raya»… La quinta de los Einstein se empeñan en artificios y naves tangibles, externas, cundo el universo entero cabe en nuestro cerebro.
    Un abrazo.

  11. Calamanda Nevado

    Luis San José, recreas con exito costumbres de una época muy imaginativa, en esta historia cargada de ficción. Suerte y saludos

  12. Un relato gravitacional, lo que inicialmente me ha parecido un relato infantil se ha transformado en un tipo que se va a suicidar y termina siendo un tímido que además se equivoca de planeta. Situación y título graciosos. Suerte.

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