9. POR ELLAS (Ángel Saiz Mora)
Dicen de él que es una máquina, quizá lo sea, porque sólo actúa y apenas piensa. Resulta difícil distinguir dónde comienza el ingenio de metal y donde termina su cuerpo. Los músculos gritan. Se abraza a la tortura. Lejos de amedrentarle, la carretera le enfurece.
La mente destila fogonazos de un pasado siempre presente, el cruce de aquel vehículo que le obligó a dar un volantazo, el estruendo, el silencio, el dolor indescriptible, en nada comparable al que sintió al ver que su mujer y su hija no respiraban.
El aire aguijonea su rostro. Desciende el puerto a tumba abierta. Toma curvas al límite de lo posible. El público que le anima desde el arcén sólo ve un instante de color que se desvanece, llamado a extinguirse como todo lo que nace.
Los psicólogos insisten en que no debe culparse por seguir vivo. Enganchado a la bicicleta como a un último asidero, la prótesis suple su pierna perdida, pero no puede reemplazar a las otras ausencias. El agotamiento ayuda a no pasar la noche entre lamentos.
Pone pie en tierra. El asfalto tampoco ha querido llevárselo hoy. Le entregan un trofeo, uno más. Él, indiferente, mira al cielo.
Historia que desgarra. Contraste de sentimientos: el entusiasmo del público con la tristeza interior y ganas de huir hacia el más allá de él unidas al sentimiento de culpabilidad. La imagen de la ausencias, las metáforas y expresiones precisas como «aguijonea su rostro» hacen un todo que te deja sin palabras.
Sin palabras me quedo casi tras tu amable comentario. No sólo escribes divinamente, también sabes mirar y ver más allá para realizar un análisis tan rico y certero.
Te lo agradezco mucho.
Un abrazo
Y yo que estaba tan contenta en esta noche de luna cuasi llena y… hombre Ángel no nos hagas estas cosas por Dios.
Muy bien escrito. Lo cortés no quita lo valiente.
Una buena noche para ti.
Tienes razón, Mercedes, el verano recién iniciado trae consigo muchas promesas, es tiempo propicio para la alegría y la despreocupación, pero muchas veces vienen a nosotros historias y sensaciones sin saber muy bien porqué, que parecen llevar la contraria a lo establecido, como esto es un misterio, lo mejor es hacerles caso, por si acaso.
Muchas gracias por tu comentario y un abrazo
Muy bueno.
El mejor de todos los que he leído hasta el momento.
Yo te lo agradezco infinito, pero dices esto porque no has leído el número 02, hazlo y ya me dirás después cuál te parece mejor.
Qué grande eres
Un abrazo, Modes
Que bien expresas la intensidad del dolor, la tortura que lo lleva a lo indecible para dejar ser un sobreviviente, ya nada importa, todo su ser quedó en un momento del pasado. El vértigo lo aturde y lo ayuda a sobrellevar la impotencia.
¡Muy bueno!
Un abrazo y suerte.
Este personaje necesita mucho tiempo y actividad como distracción para intentar asimilar esa existencia vacía que le ha quedado, quizá no lo consiga nunca, pero no puede hacer otra cosa.
Muy agradecido por tu amable comentario, Moli, me alegro de que te haya gustado y te envío otro abrazo
Llevar el cuerpo físico hasta la extenuación para aliviar el dolor del alma y a la vez arriesgar la vida que ya no se desea. Lo has reflejado muy bien, Ángel.
No me ha dejado indiferente…te veo en el libro.
Un abrazo, Ángel.
Ay, Ginette, qué buena persona eres. El jurado es quien debe decidir y nunca lo tiene fácil; yo lo he sido hace poco y no digo que me supusiera un sufrimiento, pero casi. El que te haya llamado la atención ya es para mí premio suficiente.
Gracias y un abrazo fuerte
Muy bueno, Ángel. Esa simbiosis entre el dolor por la pérdida y la rabia volcada en el pedaleo buscando el suicidio la has descrito de forma excelente. Te veo entre los finalistas.
Abrazos.
Hola, Rafa. Será lo que tenga que ser y, sea lo que sea, lo aceptare con deportividad, consciente de lo difícil que es abrir un pequeño hueco entre tantas buenas letras como las que conforman ENTC, empezando por las tuyas, maestro.
Abrazos y muchas gracias
Estupendo y desgarrador relato cargado de sentimiento por todo lo perdido.
Muy bueno. Suerte.
Ton.
Dicen que el tiempo cura todo mal y que siempre que llueve escampa, pero hay veces en las que una inundación supera todo límite, condiciona presente y futuro y supone tal lastre que nunca dejará de tambalearse.
Gracias, Tom. Saludos
Intenso relato en el que la pérdida, el dolor y la imposibilidad del olvido embargan al protagonista y contagian al lector. El desprecio del triunfo y de la vida son la consecuencia.
Narrado en tercera persona, no por ello dejamos de asistir al pensamiento torturado del ciclista.
¡Enhorabuena, Ángel!
Muchas vueltas tendrán que dar las ruedas de su vida para que salga de este atolladero, tal es así que la bici para él es una especie de ruleta rusa, será ella quien decida respetarle o llevarle con su familia.
Muchas gracias, Carmen. Abrazos
Un relato lleno de intensidad. Destila rabia, tensión, rapidez, impotencia… Y todo ello nos lo transmites de forma magnifica. Vives la situación a través de su lectura. Un final tremendo, mirando al cielo, triste imagen y bella forma de mostrarnos que lo que más quiere es irse con Ellas.
Un beso grande Ángel.
El tiempo es el juez que hará que supere tan enorme pérdida, o tal vez que sucumba, incapaz de hallar una mejor solución.
Otro beso grande para ti y muchas gracias por tu amable comentario, María Belén
Con delicadeza y poesía has expresado perfectamente esa huída hacia delante de tu protagonista mediante imágenes bellísimas y una estructura narrativa muy buena. Desde luego eres un maestro, Ángel, siempre es un placer leerte. Me ha impresionado especialmente la frase «se abraza a la tortura». Un diez y mi sincera enhorabuena.
A mí me ha gustado tu expresión «huída hacia delante», que creo define perfectamente la actitud del personaje. Tú sí que eres maestra en letras, Belén, además de transmisora de positividad.
Un abrazo muy fuerte y gracias, de verdad, por tus palabras
Hola, Ángel.
Una vida, la de tu protagonista, a la desesperada. Le entiendo. Entiendo que cuando el dolor se enquista y es tan grande, cada cual lo afronta como sabe o como puede. Es una carrera hacia la muerte, quizá hacia el encuentro de sus seres queridos.
El título es perfecto y el último párrafo es demoledor. Esa frase «El asfalto tampoco ha querido llevárselo hoy», expresa la sensación de desidia, de estar muerto estando vivo, de tu protagonista.
Jó, vaya micros tan buenos que llevo leídos hoy.
Me gusta mucho la historia, Ángel, y te deseo suerte y éxitos.
Besos grandísimos.
Un personaje cuyo desapego por la existencia y desesperación vital le lleva a convertirse en una estrella deportiva, aunque no parece que sea algo que le importe, inmerso en una situación de la que difícilmente podrá hallar una salida.
Para micros buenos los tuyos, esos sí que son para no perdérselos.
Agradezco infinito tu comentario y me alegro mucho de que te haya gustado.
Te mando un abrazo de los grandes, con todo mi aprecio y admiración
¡Qué buenísimo! No digo nada porque lo has narrado todo y de forma genial. No quiero estropearlo. Me gusta hasta el título.
Eres un monstruo del relato y lo mejor es que eres mi amigo.
Un abrazo fuerte.
Tú nunca podrías estropear nada, Isidro, porque eres un tío genial. No sé si soy un monstruo (en lo feo es posible), lo que sí te corroboro es mi sincera amistad, que llevo a gala.
Un abrazo enorme
Reconozco, Juan, que en mis humildes letras es posible que rezume algo de ese humanismo al que amablemente aludes, no siendo algo que busque a propósito, más bien aparece solo, como una marca de fábrica. ¿Delibes? No te puedes imaginar hasta qué punto me halagas, aunque sea una comparación que no puedo admitir, ya quisiera acercarme siquiera a la sombra del maestro de Valladolid.
Me gusta mucho tu lema: «SuperandoMetasDeTodoTipo», estoy por adoptarlo, con tu permiso, claro.
Muchísimas gracias por tus palabras, que me vienen grandes, pero que te agradezco de corazón
Un abrazo
Jolín Ángel. Qué duro y qué bueno.
Qué bien escribes amigo. Todo muy bien hilvanado para contar una historia desgarradora. La bici como un mecanismo de superación y, al mismo tiempo, como una puerta al cielo para encontrarse con ellas (si llega el caso). Vivir al límite, llevar la pena a toda velocidad para sentir la vida más intensamente. Parece que uno es capaz de arriesgar más cuando no siente el miedo y piensa que lo que llenaba su alma se ha extinguido para siempre. Gran relato.
Un abrazo.
Pensé que alguien desesperado, en realidad vacío, o lleno de pesadumbre, que es peor, que cree que no tiene nada que perder, podría ser el ciclista perfecto, el que siempre llegará más lejos porque arriesgará más, alguien para quien dejarse la vida en el intento puede que fuese su liberación.
Que un maestro me diga que escribo bien me alegra el día y más que eso, así que, lo menos que puedo hacer es agradecerte mucho tu comentario.
No te deseo feliz verano porque doy por hecho que, por suerte para mí, voy a seguir leyéndote.
Un abrazo, Sergi
A tumba abierta, y sin dudas, te confieso que me ha encantado. Un relato desgarrador; sobrevivir las ausencias, a su pesar, aferrándose al recuerdo. Abrazos y feliz verano.
Un ciclista especial, un deportista desesperado, aferrado a una bicicleta como si fuese lo último que le queda, a la espera de que llegue a superarlo, o de que la muerte, esa dama que a veces se caracteriza por sus elecciones caprichosas, se lo lleve también.
Muchas gracias, Salvador. Feliz verano también para ti.
La desesperación vestida de huída, de ojalá fuera yo, de culpa, de tristeza, de espera…
Muchas veces las cosas son como son y no hay posibilidad de cambiarlas, como tampoco puede evitarse, muchas veces, que las consecuencias dejen de sufrirse en propia carne.
Gracias por tu comentario, Edita. Un abrazo
Ángel, que terrible historia, se puede sentir lo mal que tiene que estar pasandolo. Creo que algo así te marca de por vida y aunque montes en bici poniendo tu vida en juego, no se suple la soledad que dejan tus seres queridos perdidos, y más si ha sido antes de tiempo.
Buen relato, suerte!
Que todos hemos de irnos ya lo sabemos; que nunca nos viene bien, también; pero lo que cuesta mucho admitir es que sea antes de tiempo. Ante el dolor extremo algunos se detienen, otros al contrario, huyen hacia adelante.
Muchas gracias, Blanca. Un abrazo
Ángel, poco diré más, si ganas como si no y con tu permiso, como amante y practicante de ciclismo me lo llevo.
En parte me he sentido identificado, esfuerzo prolongación de un dolor, también disfrute.
Enhorabuena y gracias.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Voy a decir algo que creo no haber mencionado hasta ahora: Al igual que tú, también soy amante y practicante del ciclismo, por eso estoy muy de acuerdo contigo en esos vocablos con que lo defines: dolor y disfrute.
Es un honor para mí que te lleves este relato contigo, para eso está y lo hice, para compartirlo.
Gracias a ti y, en honor a tu estilo, te envío un saludo con señales de humo
Ángel Saiz, en tu entrañable cuento, la vida le regala exitos y le pasa factura por su derrota. Así suele ser. Suerte y saludos
Éxitos que poco le compensan el dolor que arrastra. Que la vida pasa factura por todo es una gran verdad, y más por las derrotas.
Saludos y muchas gracias
Relato complejo por la cantidad de reflexiones que provoca, desde la cobardía del suicida a la culpa y la no realización del duelo. Un personaje complejo que vive más en su cabeza que en la vida. En fin, lo dicho, un relato para la reflexión.
Un personaje marcado por el pasado, por un mundo que en realidad no existe, con u nos condicionantes realmente peculiares y complejos, como bien dices, que quizá algún día se abra al mundo, haga borrón y cuenta nueva, cure heridas y evolucione, el problema es que antes caiga en el intento si sigue jugando tan fuerte y con tal desprecio con la vida.
Tus comentarios son siempre valiosos y aportan. Yo te lo agradezco mucho y te hago llegar un abrazo
Enhorabuena por este relato con que nos has obsequiado.
Grande muy grande. Digno de un campeón.
Un abrazo.
Campeón este ciclista que gana trofeos, aunque sólo exista en mi cabeza. Yo me limito a juntar letras.
Muchas gracias, Virtudes. Un abrazo
He sido bastante ciclista y aunque ahora lo soy menos, algo conozco de esfuerzos y duras cuestas, pero el relato es ficción, afortunadamente. Sí pienso que sería factible tomar como desahogo extremo la bicicleta ante una realidad demasiado dura. Por lo demás, y aunque parezca un tópico, ya sabes que dicen que nadie es imprescindible (y yo menos que nadie) pero todos somos necesarios.
Agradezco mucho tu amable comentario y, con mucho gusto, también te mando besos.
Tremendo relato, solo al final me he dado cuenta de que tenía suspendida la respiración, qué bien escrito. Curioso que sea precisamente su desprecio a la vida lo que le lleve a la fama. Una máquina, así le describen y algo así se considera él al verse arrebatado de sentimientos, que se quedaron en el trágico accidente. La culpa y la rabia lo hacen un contrincante invencible, a ver quíén compite con eso. Bueno y difícil va a ser competir con este relato, creo que de los mejores que he leído.
Suerte Ángel.
No hay peor contrincante o enemigo que aquel que no le pone límite a lo que hace, que no tiene miedo a las consecuencias de sus actos, no sólo eso, en el fondo nada le importaría que todo terminase. Agradezco mucho tus amables palabras y me alegro de verdad de que te haya gustado. Forma parte del juego y así lo aceptamos, los relatos compiten y a todos nos gustan los reconocimientos, aunque para mí es suficiente galardón un comentario como el tuyo.
Muy agradecido y un abrazo
Fantástico, Ángel, me encanta como esculpes las frases, me gusta muchísimo ese personaje al límite. Un beso y mucha suerte.
Muchas gracias, Eva. A mí me llenan de sincera satisfacción tus palabras.
Otro beso para ti.
Bueno, Angel, un relato intenso que nos pone en la piel de un personaje que habiendo perdido lo más valioso no teme a la muerte, que por cierto no quiere llegarle.
Está muy bien.
Abrazos.
Al creerse culpable de la pérdida de lo que más quería, en el fondo, no le extraña que la muerte no quiera llevárselo a él también, vivir es su penitencia.
Gracias Javier, me alegro de que te guste.
Un abrazo
El dolor que tortura a tu protagonista es difícil que lo cure el tiempo y parece que él tampoco lo desea, quiere acabar cuanto antes y la culpa es su motor para despreciar la vida. Un relato estremecedor, no quiero ni pensar lo que se pueda sentir en una situación similar. Como siempre, maravillosamente escrito. Un abrazo, Angel.
Se encuentra en un círculo vicioso. Por un lado, el dolor, como bien dices, es el motor que le mueve; al mismo tiempo, le impide tomar un camino distinto, una alternativa con la que recomenzar su vida. Una rueda que le oprime y condiciona, sin aparente posibilidad de escapatoria.
Gracias por tu amable comentario, María José. Un abrazo
Hola Ángel
¡Menudo relato has parido!
Esa hiperactividad que solo se para con la muerte, esa frustración extrema, en el fondo, esa culpa por vivir aún… Me ha recordado al personaje de Forrest Gump, el teniente Dan (yo casi siempre pienso en formato cine, no lo puedo evitar), que desafía a su Dios y a los elementos con esa ausencia de miedo que tanto asusta
¡Impresionante!
¡Mucha suerte!
El teniente Dan, desde su silla de ruedas, primero reprocha a Forrest que le haya salvado, pero luego ha de agradecerle la posibilidad de rehacer su vida, cosa que hace con unas prótesis, un negocio y una compañera de raza oriental (ya lo ves, también me gusta el cine). Quizá mi protagonista, convertido casi sin quererlo, por pura rabia y temeridad, en estrella del ciclismo, llegue también a aprender a volver a vivir.
Muchas gracias y un saludo
El drama vivido ha hecho que pierda el miedo a la muerte, por eso la desafía. Extraordinario relato. Un abrazo.
Perder el miedo a la muerte no es una muestra de valor, sino la prueba de que la vida ha dejado de tenerlo. Cuando no hay nada que perder, la apuesta puede ser muy fuerte, sin límite, todo lo que se quiera.
Gracias, María. Otro abrazo para ti
Hay mucho dolor en este relato, dolor en el alma sobre todo, aunque expresas muy bien el dolor en el cuerpo («Los músculos gritan», «El aire aguijonea su rostro». Y sentimiento de culpa por seguir vivo, que quiere remediar arriesgando al límite con la bici.
Duro relato, de los que te hace sentir. Muy bueno!
Me temo que el dolor del alma es superior al del cuerpo, y que el primero, aunque él lo intenta, no suple ni esconde el segundo, alimentado, como bien dices, por ese sentimiento de culpa terrible.
Muchas gracias por tu comentario. Me alegro de que te haya gustado.
Saludos
Un relato perfecto. Muy triste y bien elaborado, donde se han tenido en cuenta los minimos detalles.
Felicitacione, Angel.
Ya sabes que perfecto nunca hay nada. Se intenta hacer siempre bien, eso sí, unas veces sale de una manera y otras de otra. Lo que me llena de sincera satisfacción es que te haya gustado.
Gracias por tu comentario y un abrazo
¡¡¡Admirable!!!
Si es que me dejas sin palabras, hijo mío.
BESOTE
Tú sí que eres admirable, por eso tengo que pedirte que nunca te quedes sin palabras, esas que combinas de una forma tan genial, ni dejes de compartirlas.
Muchisimas gracias y otro besote para ti
…ño!!
Otro coscorronazo que me he pegado!! La factura del hospital la vais a pagar a medias, entre Paloma y tu!!
Beso.
Si he logrado un texto capaz de impactarte me alegro por ello, pero no hasta el punto de que literamente des con tu cuerpo en el suelo, tampoco es eso.
Muchas gracias, feliz verano, cuídate mucho y un abrazo
Simplemente, sobrecogedor. Un abrazo.
Me alegro de que el relato suscite emociones y reacciones y que no sean de indiferencia, con todos mis respetos a la buenas letras cuando son pausadas.
Agradezco tu lectura y comentario.
Un saludo
¿Gana la prótesis o los recuerdos? Refugio, venganza por un destino familiar funesto, unos se abrazan a la botella, otros a los descensos suicidas. No sé, pero tu héroe ya encontró su recompensa enreconocer contra quien corre, contra el olvido.
Mucha suerte y enhorabuena.
Un saludo.
No sé si es un héroe, ni si él se consideraría así, más bien parece una persona que sufre lo indecible, pero que, como bien dices, dentro de su rabia, dolor y desidia existencial ha elegido ser activo, en lugar de dejarse vencer por la losa del mayor de los infortunios; puede parecer poca cosa, pero tiene dentro de sí los elementos para superarse, si sobrevive a tanta prueba extrema, claro.
Muchas gracias por tus amables palabras y otro saludo para ti.