21. Por fin no cierro los ojos
Cerrar los ojos para no ver, hay cosas que es mejor no ver.
Maria entró en la peluquería.
“Buenos días, me gustaría aclarar mi pelo”.
La peluquera la empezó a acomodar y fue enseñándole tonalidades.
“Creo que esta, esta es la que quiero”
“Pero es muy radical, ¿no?” preguntó la peluquera.
“Si” contestó Maria, “pero es lo que busco”
“Esta bien, empecemos».
Cuando Maria retiró las manos de su cara, con las que se había protegido de las nubes de laca, comprobó como había cambiado y se gustó.
Al salir de la peluquería se dirigió a la consigna de la estación de autobuses, la abrió, cogió su maleta y sonrió.
“Maria, ¿Está la comida?” gritó su marido al llegar a casa.
Silencio. Nadie contestó.
Paco empezó a impacientarse, de pronto vio en la mesa la alianza de Maria y una nota con un:
«Adiós».
Paco no cerró los ojos, al contrario, sus ojos se abrieron enormemente.
En el autobús que Maria cogió a la libertad, una música sonaba en su cabeza.
“Maria no estará sola”
“Maria no estará triste”
El sol le daba en la cara.
Empezó la livertad con un cambio de luz. POr algo hay que empezar. Suerte.
Besicos muchos.
Libertad con «B». Vaya patinazo por mi parte, duele la vista y todo.
Más besicos
Pues si Nani .Lo importante es empezar.Un abrazo.
Es lo q tiene el teclado con v y b juntitas a veces pasa
Siempre con letras de canciones Mila, me gusta. Tu marido no se llamará Paco, ja ja ja.
Un beso.