02. ¿POR QUE DUELE SI NO SIENTO? ( Modes Lobato Marcos)
A Josito sus padres le regalaron la BH Gacela de su hermano mayor.
Desde ese día, arrasado en lágrimas, tocaba el timbre al pasar junto a la valla del cementerio.
Esa bicicleta fue mi amiga infinita aquel inolvidable verano.
Éramos jóvenes y el planeta rotaba en eterno presente.
Mañanas en el monte, tardes junto al río, corriendo desbocadas por los mares de la Luna.
Y en el último instante…
Nuestros jinetes tiraban de las bridas, frenábamos en seco y nacían risas, jadeos y calma.
A mediados de agosto conocimos a la Bultaco.
Y nos enamoramos. Las dos.
Y al verla, nuestros radios temblaban, y nuestra metálica piel se estremecía con el asteroide de sensaciones que solo regala el primer amor.
Y…
Y como vino se fue.
Simplemente una tarde supimos que aquella moto, chuleta y ruidosa, perdía aceite a raudales.
Septiembre germinó y jamás volví a ver a mi amiga.
Y pasaron mil años.
Hoy escuché que esa BH Gacela murió en la jungla de asfalto, tras recibir el zarpazo brutal de un Seat León.
Y desde este desván, olvidada por todos y entregada al abrazo letal de la herrumbre, solo quiero llorar.
Y no puedo.
Como siempre innovando. Me ha gustado ese viaje por el tiempo y el aire fresco que le dan los numerosos vehículos que aparecen. Es transgresor en el uso del narrador y te deberían patrocinar el relato las marcas jeje. Saludos, Modes.
Ochocientos mil euros me da la casa Bultaco por la promoción, Lorenzo.
Me parece que me acaban de tangar…
Joe, si es que soy un buenazo.
Oye, fiera, que muchas gracias por inaugurar el circuito de comentarios.
Un beso con sabor a neumático.
Una historia de amor impasible, una moto gay, una bici de la sabana, una amistad hasta que un chocazo los separe: todos los ingredientes para un cuento de Andersen después de muerto.
Está muy bien, Molesto, es todo ternura y sensibilidad, parece que te lo haya escrito un negro con un bic naranja. Muchisma suerte, compañero, si te partes los dientes yo te consuelo.
Besísimos.
El amoto no te puede dar las gracias porque anda perdida desde el Día del Orgullo, el bicicleto tampoco pues, desde el chocazo,los gitanos de la chatarra se encargaron de duseccionarlo.
Y el Seaz León anda en el Mar del Norte haciendo la ruta del bakalao al pili pili y al mili y mili.
Así que te doy las gracias yo.
Pa eso hemos quedao, Barlon…
En vez de aplaudirte, hw hecho un derrape con mi bh roja de cuernos que casi me cuesta los empastes. Que me gustó mucho, vaya.
Hazte un caballito, Yolanda!!!
Si te dejas los piños en el intento prometo recomendarte al dentologo del Risitas…
En serio, muchísimas gracias por tu comentario, amiga.
Un besazo con sabor a parches Navali…
Hay que ver cuánta vida puede llegar a tener lo inanimado cuando hay alguien que tiene la sensibilidad necesaria para dársela. Me he dado una buena vuelta leyéndote. Dijo Conan Doyle que ‘Cuando el día se vuelva oscuro, cuando el trabajo parezca monótono, cuando resulte difícil conservar la esperanza, simplemente sube a una bicicleta y da un paseo por la carretera sin pensar en nada más’. Me pregunto si su bici soportaría el hecho de enamorarse de una moto que pierde aceite 😉
Suerte, suerte, suerte. Y beso.
Gracias, gracias, gracias, Cris.
TE QUIERO.
Gracias, gracias, gracias, Juan.
Te aprecio (ejem…)
Modes, que historia tan buena y tan bien contada. Suerte y saludos
Muchos saludos, mucha suerte y gracias por tu visita mensual a mi chabolo, Cslamanda.
Besos con sabor a sillín.
Mola el concepto de amiga infinita aunque sea solo durante un verano. Suerte, mucha.
Eva…la amistad durante la juventud es eterna aunque después dure veinte minutos.
Muchos años más tarde aún recordaba a su compi.
Muchos años después aún era capaz de sentir dolor.
Quizá en ese momento descubrió que, para su desgracia, no era humana.
Y aunque suplicara a los dioses, ellos no le entregaron el don de llorar.
Besazo con sabor a cadena.
Una historia de bicicletas, ambientada, como no puede ser de otra forma, en verano, su época. Aman, sienten, se enamoran, una muere y otra se consume. Bien podría servir de guión para una peli de Disney-Pixar, pero en lugar de «Cars», se titularía «Bikes», aunque no sé si sabrían adaptar la nostalgia de una época como tú lo haces, esa Bultaco rechula que en realidad pierde aceite. «¿Por qué duele si no siento?», te contesto yo, porque, si un objeto pudiese tener alma y sentimiento, sin duda sería una bici,
Un abrazo y suerte, innovador
Y tras tu precisa disección del relato, yo cierro mi bocaza y solo puedo decir CHAPEAU y gracias de corazón, Ángel.
La más fiel compañera, la amiga inseparable, el apéndice metálico Unido a nuestra piel…
Todo eso, y un millón de cosas más, era nuestra bicicleta durante aquellos eternos veranos en los que nos sentíamos inmortales.
Un abrazo infinito, compi.
Nunca en mis años de ciclista se hubiera pasado por mi cabeza pensar que tendría vida y también sentimientos. Da para pensar que esa compañera inseparable de triunfos y frustraciones fuese más que fibra de carbono y metal.
Excelente relato.
Un abrazo y suerte.
Gracias, Molí.
En realidad no se me ocurre mejor forma de homenajear a nuestra sufrida compañera que regalarle cualidades que trascienden el hecho de ser un simple objeto.
Si te ha gustado, prueba superada.
Beso con sabor a dinamo.
Has conseguido dotar de alas y alma a ese ser inanimado que es la bicicleta. Crecer, compartir, experimentar, querer… y unas lágrimas reprimidas… Toda una vida a dos ruedas que se recorre por tu magnifico relato.
Un beso Modes.
Mi chica no reprime las lágrimas.
Simplemente ahí descubre que por mucho que quiere…No puede llorar.
Esa impotencia me parece aún más triste y dura, Belén.
Al menos, esa era mi intención al escribir el relatillo.
Jo, muchísimas gracias por pasarte por mi tugurio y molestarte en comentar.
Un besazo con sabor a derrape molón.
Bueno, pues me voy a por parches y cubiertas nuevas para mi BH Gacela, aquella que me compré con mi primer sueldo y que tiene estar acordándose de mí desde que la abandoné por un novio con Vespino. Ahora lo sé.
Esa bici tuya que quiere llorar y no puede… Me encanta.
Un abrazo, compañero, y suerte.
Joe Lola…
Cuanta frivolidad.
Abandonarla por un pajillero con granos y su Vespino.
Yo pensé que os molaban los malotes con una Montesa o, en su defecto, una Puch Cóndor.
En fin, ya le hago yo el homenaje a tu Gacelilla.
Un abrazo y gracias por contestar.
Hola, Modes.
Al principio, me recordó mi niñez y esos primeros paseos en mi propia bici (la mía era una Torrot azul)o en las bicis de los amigos.
Después, no me sentí tan identificada en el texto porque nunca me dio por las motos. Eso les pasó más a los chicos de la pandilla.
En la tercera parte del micro percibo desolación, muerte, quizá un atropello y a tu protagonista queriendo llorar, sin poder hacerlo.
A mí me ha recorrido un escalofrío al leer esto: «esa BH Gacela murió en la jungla de asfalto, tras recibir el zarpazo brutal de un Seat León».
Creo que has recreado una historia a lo largo de un tiempo, que a los de una edad nos suena muy cercano, y tengo que felicitarte porque el micro me ha encantado sobremanera.
Un besazo y suertísima.
Hola Towy, pues nada, el tipo ese que es más tímido de lo que imaginabas, al aparato.
A ver, tu comentario es sencillamente ACOJONANTE.
De corazón, me alegro de que te haya llegsdo la frase del atropello en la jungla de asfalto.
Admito que a mí también me tocó al imaginarla.
De sobra sabes que es un honor y un auténtico placer leer tus análisis.
Un abrazo, pero gordaco, gordaco como el Piraña, y besos con sabor a tubular.
Muy chulo, Modes. Me identifico mucho con lo que cuentas. Yo tenía una BMX. Las motos ya no me tiran tanto, pero me encanta cómo lo cuentas.
Un saludo
Bah…las motos eran un rollo.
Pasta pa gasolina, criaban perla, había que trucarlas pa joderle la siesta al personal con ese ruido nacido en el Infierno…
Eso sí, las titis se ponían tontorronas a granel, y si encima llevabas unas gafas de sol estilo «Rey del pollo frito»…
Oh, baby…el pajar del tío Ambrosio entraba en ignición más pronto que tarde.
Un abrazo gordo y muchísimas gracias por comentar, Sergi.
Modes, una historia que nos entristece, nos produce añoranza, nos divierte, nos asombra y nos emociona. No sé si en este orden, pero eso es lo que transmite tu relato. Abrazos y feliz verano.
Salvador, condenao, que ya te echaba de menos por aquí.
Me alegra saber que el cocktail de sensaciones (sin importar el orden de los factores que no altera el producto) es el que pretendí provocar al escribirlo.
Ay. el poder de la nostalgia…
Y en realidad seguro que no todo fue tan maravilloso, y Julita nos rompía el corazón yéndose con uno mayor pa la era, y casi nunca teníamos ni un duro pa comprar flashes, y tenias que ir a misa todos los domingos, y si Fabián te pillaba robándole sandías en la huerta, la camada de hostias que te caía en casa no era precisamente lo que se entiende por «calor de hogar», y…
Pero hacer flashback mola.
Joder, que si mola…
Un abrazo gordo, feliz verano y beso con sabor a alcanfor.
Pero que aburrido te haces, siempre igual, siempre lo mismo, siempre sorprendiendo, siempre avasallando. 🙂
Edita, guapetona, soy más aburrido que Desi, la de «Verano Azul», apareándose con el Padre Abraham (sin sus pitufos…).
Y lo peor es que mi vena sosainas va a más, de hecho, al mirarme en el espejo noto que empiezo a asemejarme peligrosamente a esa alegría de la huerta, llamada Jose Luis Perales.
En fin, aceptaré mi Cruz con resignación (siempre será peor parecerse a Melendi…)
Feliz verano y un beso gordo y hormonado sin sabor a salitre.
A mí también me has traído el recuerdo de mi Orbea verde con llantas blancas, y se me ha quedado una sonrisita en los labios. Muchas gracias.
Modes, que historia tan buena y bien contada. Nos has dado un paseo por las marcas (patrocinadoras?).
Un abrazo
Demonios…me temo que todos hemos tenido una infancia similar, Juan.
Yo también conocía esos trabajados ripios que miraban de tú a tú, en ingenio y cálidad, a los De «Franco tiene el culo blanco porque su mujer lo lava con Ariel».
Afortunadamente pasé esa etapa con toda la dentadura intacta.
Las piernas…ummm…esa es otra historia.
Simplemente se convirtieron en adictas al agua oxigenada (qué quieres macho, siempre fui una nenaza, y el alcohol era para tipos recios y viriles tipo Sandokan) y a las tiritas.
Un abrazo gordo, feliz verano y besis con sabor a mercromina.
Es usted señor Modes todo un poeta. Un relato bellísimo. Los adjetivos y metáforas perfectamente utilizados.
Feliz verano.
Buena personalización de los objetos, una amistad veraniega, un amor de verano y un final triste. Buena apuesta, lírico. Si me tengo que quedar con algo es con el inicio, un micro en sí, y de los buenos, creo: «A Josito sus padres le regalaron la BH Gacela de su hermano mayor. Desde ese día, arrasado en lágrimas, tocaba el timbre al pasar junto a la valla del cementerio».
Joder maestro.
Me dejas sin palabras.
Eres la primera persona que habla del inicio y lo has clavado.
En realidad quería hacer dos relatos, y por eso dejo varios espacios de separación.
El principio es una historia conclusiva en si misma y me alegra que hayas sido consciente de ella.
Luego, con la bici que pasa del hermano mayor al pequeño monto otea historia, pero siempre tuve claro que el relato podía haber acabado ahí..
Eres grande, maestro Ximens.
Abrazo gordo y recuerdos a la bella dama que desde hace años es tu musa.
Con ayuda del comentario de Ximens entiendo mejor el relato, algo no encajaba y como bien dices, el micro encierra dos historias o dos recuerdos; el primero del hermano fallecido y el otro del primer amor de verano.
Suerte, amigo Modes.
Me duelen los radios, el manillar y el sillín, tras haber leído tu micro, Modes. Los relatos nostálgicos, cuando son líricos e inteligentes, me pueden. Me estremecen, me sacuden la herrumbre que a todos nos va invadiendo con los años. Aunque… ¿qué sabrás tú de eso, tierno pimpollo? ¡Ay, qué mérito el tuyo! Abrazos herrumbrosos y veraniegos.
¡Madre mía! ¡Pedazo de micro! Encierras tantas historias en él… Esos seres inanimados a los que tú has aportado sentimientos me han llegado hondo y me ha encantado esa forma tuya de anteponer los vehículos a las personas, aunque cada uno iba ocupado por su correspondiente conductor y la historia que arrastra. Sencillamente magnífico. Mucha suerte con ál Modes.
Modes, yo tuve una BH que creo se enamoró de las Vespinos de los chicos de más pesetas. Yo simplemente los envidiaba porque las chicas abandoraron nuestras barras por sus asientos.
El principio del relato, genial y entrañable.
Esa impotencia por no poder llorar puede ser humana y te aseguro que desgradable.
Abrazos
Me encanta tu relato, y me trae mucho recuerdos. Yo tuve menos suerte que Josito, pues mis padres nunca me dejaron que tuviese bicicleta. Aprendí a montar a escondidas con un primo, un verano en Salamanca, con una bici de alquiler, y no tuve una hasta muy mayor, cuando pude comprármela. A partir de ahí, mis piernas ya han recuperado los kilómetros perdidos durante la niñez.
Ojalá tengas suerte con esta propuesta.
Ton.
Todo un poema biciciclero, con la sabiduría propia de don Modes.
Suertecilla en la selección y un saludo.
Precioso Modes, en tu línea, la originalidad marca de la casa, cómo lo narras, cómo mezclas las historias, qué bien nos engañas ¡y nos haces creer que parece fácil…! jajaja
Un abrazo admirado.
De la tercera persona pasas a la primera como del otoño al verano. Digamos que la primera parte, es otoñal, en su elipsis, y como alguien ya ha comentado, en sí misma es un micro estupendo. La segunda la inunda el verano, el tiempo de las bicicletas, de la infancia eterna, pero también de los descubrimientos dolorosos y !ay! ese último verano que nos asoma a otra edad, confusamente, creo que lo has descrito bien en tu relato.
Un saludo y mucha suerte.