112. Pregúntale a Kitty
En época de tormenta el frío, la lluvia y el tedio reinaban sobre La Tierra. Las gentes usaban gorros, bufandas, abrigos, guantes y gruesas botas que les aislaban del triste mundo exterior. Por eso, cuando el sol brilló por fin, no supieron qué hacer. Nadie sabía qué hacer. Podríamos preguntarle a la maestra, sugirió una niña a su padre. Pero la señorita Kitty no halló solución alguna en los libros escolares. El cura leyó un pasaje de La Biblia según el cual vendría lo que estuviera por venir, y la alcaldesa comprobó en el libro de actas que cuando asumió el mando ya era época de tormenta. Desilusionados por no encontrar respuesta (y sentir un hambre atroz), decidieron ir a casa de los abuelos quienes, enterados de sus preocupaciones, les explicaron que en tiempos de sol brillante las gentes se preguntaban por lo que hacían en época de tormenta, y en la de tormenta, por qué hacer en la de sol brillante, en lugar de disfrutar de las maravillas que nos rodean. Padre e hija se abrazaron, bailaron, se engarzaron margaritas en el pelo y lucieron desde entonces sonrisas tan grandes como los cruasanes que los abuelos prepararon para desayunar.
Vivir el momento es la mejor manera de disfrutar de la vida. Me ha llamado la atención el título, el nombre que has elegido tiene la peculiaridad de provocarme una sonrisa.
Suerte, José Ignacio.
Gracias Inés. Me alegra imaginarte con una sonrisa en tu cara.
José Ignacio, si el titulo llama la atencion, y el relato tambien. Suerte y saludos
Gracias, Calamanda, eres muy amable.
José Ignacio, esto es lo que en mi tierra llaman: «No llover a gusto de todos». Disfrutar el momento que poquitas veces lo hacemos!! Suerte es muy bonito tu relato.
Besicos muchos.
Gracias, Nani. Si, creo que se trata de eso. De saber disfrutar de las pequeñas/grandes cosas que nos rodean.
Carpe Diem. Dejar de buscar en lo que no se tiene. Eso me sugiere tu historia. Mucha suerte 🙂
Gracias, Ana, por esos calificativos: original, didáctico y divertido. Creo que le van. Saludos para ti también.
Gracias, Juan Antonio (y compañía) por tus observaciones. Es esa disconformidad con todo y por todo, ese malestar constante que nos atasca y no nos deja ver ni disfrutar de lo que nos rodea (que suele ser lo verdaderamente importante. ¿No crees?). Un abrazo (para ti y para la compañía).
Después de leer y leer sobre muerte, frío, oscuridad,… se agradece leer algo positivo y con un mensaje más alegre. Siempre tendemos a valorar lo drámatico más que otros aspectos y nos zambullimos siempre en un mar de sentimientos tristes, ¿solo porque toca más la fibra al lector?. Venga ya, parece que estoy viendo un telediario, donde sólo te ofrecen lo que quieren que veas, peleando por la audiencia, siempre tirando de morbo. A ver si dejamos de someternos a los sentimientos de tristeza y nos dejamos llevar más por los positivos. Parece que nos sentamos a ver como pasa la tormenta, y no se trata de eso, la vida es aprender a bailar bajo la lluvia.
Gracias, Héctor por tus comentarios. Siempre procuro encontrar el lado positivo a la vida, ver la botella medio llena. Un abrazo.
Relatos así es lo que nos hace darnos cuenta de que debemos darnos cuenta de lo que tenemos ahora y no preocuparnos por lo que no tenemos. Nos quedamos ciegos ante los problemas y no disfrutamos de lo bueno que nos da la vida, es como si estuviésemos dentro de la caverna. Hay que salir fuera y disfrutar de lo que la naturaleza nos regala.
Gracias, Marta, por tus comentarios y por esa referencia al mito de la caverna tan bien traida. Si, hay que saber disfrutar de lo bueno que nos da la vida.
Me apetece un cruasán jaja
Mmmm… Un cruasán para desayunar. ¿A quien no le apetece?
Tu generosidad intelectual es de agradecer, ha sido un placer leer este relato. No hay que perder la esperanza, es posible cambiar y mejorar. Ánimo y suerte.
Me alegra mucho que te haya gustado el relato y te agradezco esa observación respecto a la generosidad intelectual, porque hace reflexionar sobre la posibilidad de ser generoso intelectualmente, y no solo materialmente.Gracias, Mila, y un abrazo.
Una manera positiva y tierna de recordarnos lo desconectados que estamos del «aquí y ahora», de vivir el momento presente plenamente, intensamente, pero siempre hay algo urgente que acabar, un trabajo atrasado que entregar, algún asunto que resolver, que te hace olvidar que tienes que vivir y sentir cada día, saborear cada momento. Tu pequeño relato pone la sonrisa en la boca… entonces…objetivo conseguido… ¡estoy disfrutando este momento! Gracias
Gracias, Eves, por tus comentarios tan positivos como constructivos.Me alegra haber puesto una sonrisa en tu cara y que te haya gustado el relato.