54. Presagio
Quiso ver si la noche había dejado blancos los caminos y abrió apresuradamente la ventana. Al hacerlo, un carámbano cayó delante de su cara y se clavó en la nieve. Le persiguió con la mirada y al hacerlo, observó en el suelo unas huellas que rompían la uniformidad del paisaje invernal. Grandes pisadas partían del lugar donde se encontraba, pero que no podía divisar donde llevaban. Se abrigó y tras un momento de titubeo, comenzó a caminar siguiendo las marcas. Notaba sus pies fríos pero anduvo hasta llegar al río. Las aguas heladas permitieron que continuara sobre ellas el camino. No sentía el peso de su cuerpo y por un momento la pareció levitar. Ya en el otro lado, sobre la blanca, resplandeciente y llana manta de trapee, una rosa roja la esperaba. Aceleró el paso y cuando llegó, extendió su brazo para alcanzarla. Al hacerlo se pinchó y el dolor intenso la hizo reaccionar.
Entre sueños escuchó:
-¡Venga perezosa! Tus deseos se han cumplido. Ya tienes los prados cubiertos de blanco y yo por fin estoy contigo.
Él dejó sobre su almohada una rosa roja y a cambio, robó a sus cálidos labios un beso apasionado y vivo.
Manejas bien el lenguaje descriptivo, y esa frontera entre sueño y realidad. Se lee muy a gusto. Buen relato. Suerte y un saludo.
Leyendo tu relato he sentido el frío de una muerte dulce.
Muy bueno, te deseo éxito.
conchi, bonita forma de despertar. Tu cuento se lee con ritmo en los dialogos, descripciones e imagenes muy visuales. Suerte y saludos
Muchas gracias chic@s !!!
Conchi Revuelta nos ha sorprendido recientemente con una extraordinaria novela escrita desde el corazón “Aromas de Tabaco y Mar». Ahora nos vuelve a sorprender esta vez con un relato corto e intenso para una magnífica iniciativa.
Mucha suerte y espero que tu relato sea uno de los que me pueda encontrar en alguna mesilla de noche.
Que decirte Conchi emotivo e intenso .
Sugerente relato en el que el frío invernal, representado por el color blanco y la nieve, contrasta violentamente con el rojo de la rosa y de los labios apasionados, envolviéndonos en un calor enamorado.
Un relato corto pero delicioso. Una topcheff de las palabras.