88. PRISIONERA DE LA CONCHA (Ana Tomás García)
Atraída seguramente por el olor del molusco muerto, la pequeña mosca se adentró en la profundidad de la caracola, perteneciente en primera instancia a un crustáceo fallecido tiempo antes, siendo ocupada de manera inmediata por el cangrejo ermitaño que ahora hedía en su interior.
Pisoteó curiosa los restos del bicho sorbiendo líquidos viscosos, sin darse cuenta de que se alejaba de la salida en pos de los nutrientes que chorreaban espiral adentro, como quien penetra en un magnífico y encantador dédalo ignorando que exista algún peligro.
Entonces topó con el fin de aquel camino, justo cuando sus patas y sus alas quedaban atrapadas en un diminuto lago de restos orgánicos, del que de manera ineludible formaría parte, prisionera de la concha, cuyo interior no fue para ella más que un peligroso laberinto.
Desesperanzador laberinto sin salida….algunos son asi. Me ha gustado tu relato
Gracias Reyes, la vida tiene muchos laberintos que al final no lo son. Un saludo.
Ana, ¿Cómo le llega a uno semejante relato? Muy bien. Me ha dado un asco terrible y una horrible angustia, así que lo has conseguido perfectamente!!! Felicidades!
Es lo que más me gusta María, producir un chispazo en el lector. Casi siempre intento salirme por la tangente, por eso me salen estos relatos. Gracias y un abrazo.
Muy bueno este relato por las sensaciones que provoca. Mientras lo leo y sigo a la mosca por el laberinto casi puedo palpar esos líquidos, repulsivos. Original manera de abordar el tema, suerte.
Saludos.
Gracias Beto, me alegra mucho que te haya gustado aunque sea un poco asqueroso jejeje, pero es que así se aviva el seso. Un abrazo.
Buscaba el Edén y halló el infierno, la glotonería la postró en el sepulcro. Me recuerda a aquel «panal de rica miel» al que «cien mil moscas acudieron», que, como se sabe quedaron, «presas de patas en él».
Una visión original.
Suerte y un saludo.
Gracias Ángel, los seres más insignificantes también tienen sus propios laberintos, y un laberinto tan chiquitillo como este tenía que ser recorrido por una mosca. Yo hubiera preferido la miel, pero una mosca… Ya se sabe. Un abrazo.
Ana, has hilvanado bien las secuencias y creas esa angustia que provoca un laberinto. Suerte y saludos
Gracias Calamanda, donde menos te lo esperas hay un laberinto… Un abrazo.
Gracias Ana, me encanta que te guste como siempre, eso quiere decir que no bajo la guardia jejeje. Un beso.
Me ha encantado la idea Ana,. Esa mosca relamiendo y chupando las viscosidades. le esta bien empleado por golosa.
Suerte, un beso
Eso digo yo, si hubiera sido más prudente no se hubiera quedado atrapada. Gracias Belén, un abrazo.
Pobre mosca, tener que meterse en semejante laberinto para ganase el pan, aunque, cómo era?, de esas verdes?, entonces me callo… 😉
Relato ideal para la operación bikini…
Suerte con este original trabajo.
Un abrazo
Gracias Rosy, la verdad es que no hay mosca bonita y poco nos apiadamos de ellas, pero no pueden faltar en la cadena, asi que mejor o peor ella es la protagonista jejeje. Un abrazo.
Hola, Ana.
A mí, que no soy amiga de los insectos, me parece que tuvo su merecido por glotona. No, en serio, Ana, el micro es espectacular y nos llevas a percibir auténticas sensaciones de angustia. Te felicito.
Un abrazotazo de los gordos.
¿Cómo no va a ser amiga de los insectos nuestra encantadora de abejas? Voy a tener que dejar de llamarte Towanda… Es broma, me alegra mucho que te haya gustado tanto el relato ¡gracias!
Un besazo.
Ana, original y viscosa tu propuesta para el laberinto, y además con moraleja: cualquier laberinto por pequeño que sea puede cambiar tu vida. Muy bueno. Abrazos y suerte.
Gracias Salvador, no hay que menospreciar un laberinto por pequeño que sea… Un abrazo
Un relato que no deja indiferente y que está perfectamente articulado para que sea así. Leyendo los comentarios creo que has conseguido esa tangencialidad que buscabas. Mucha suerte 🙂
Gracias Juan Antonio, lo mejor de escribir es despertar alguna sensación en el lector, es lo que siempre persigo, y al menos entre algunos por lo menos lo voy consiguiendo, aunque sean sensaciones negativas. Y lo de la tangente creo que no me pilla muy lejos porque siempre ando por el filo jejeje. Un abrazo
Además de ese final con moraleja y de las viscosidades del relato, que ya han salido en otros comentarios, yo destacaría el laberíntico elenco de sucesivos inquilinos de la concha (para mí que esto es una metáfora de algo). En serio Ana, genial.
Suerte y abrazos.
Gracias Anna, como tú bien dices hay varias lecturas en el relato, y un hogar sin habitantes no tiene razón de ser, pero todo a su debido tiempo que las prisas no son buenas y por facilonas que nos parezcan algunas veces las cosas no hay que dejar de ser prudentes, que luego nos metemos en cada laberinto que… Un abrazo.