113. Punto en boca (Luisa Hurtado)
Sé que muchos amigos pensaron que nuestro matrimonio estaba roto el día que dejamos de hablarnos y empezamos a dormir en habitaciones separadas. Sin embargo, siempre pude decirles que, a pesar de las apariencias, nuestra comunicación era fluida y constante: él dejaba algunos pósits en los sitios comunes y yo le contestaba del mismo modo. No negaré que hemos pasado por momentos difíciles como cuando él, supongo que en un arrebato, tiró todos los papelitos amarillos con mi letra y yo en justa respuesta eliminé los suyos; una discusión que transcurrido el tiempo casi podría considerarse una limpieza general; pero también, siendo justos, es preciso comentar que nuestro diálogo mejoró de forma sustancial cuando él incorporó una fecha a sus notas y yo le secundé, feliz por poder darle la razón en algo y estar de acuerdo por una vez.
Por eso no lograba entender su silencio estos últimos días hasta que, harta, esta mañana decidí romper el pacto y entrar en su habitación, donde lo encontré tieso como la mojama con un pósit pegado a los labios y un punto en él.
Y aquí sigo, sin saber qué o cómo le puedo contestar, en blanco.
Te ha salido el humor negro, Luisa. Vaya final.
Muy original y con un puntito de humor negro. Un beso.
Una relación muy original y en la que se demuestra que cada uno vive el amor como le viene en gana. El final es inquietante cuanto menos… Desde luego él se ha quedado con la última palabra. ajajajaj Felicidades y suerte.
Saludos.
Mi aplauso Luisa. Genial tu relato y el final excelente, me ha sorprendido y durante la lectura me has arrancando alguna sonrisa. Me ha encantado. Felicidades y suerte.
Besicos muchos.
La Real Academia o el Instituto Cervantes podrían hacer (igual ya lo han hecho) un extenso y sesudo estudio para explicar el origen y significado de la frase que da título a este buen relato, pero nada como la lectura del mismo para explicarla en toda su amplitud y con un ejemplo práctico, que es como mejor se entiende todo. Esa pareja que se comunicaba a través de la palabra escrita debieron de vivir en una balsa de aceite, al pensar lo que decían antes de expresarlo (la escritura es así, conlleva reflexión), algo que eliminaría mil problemas en cualquier convivencia. Todos sabemos que lo que sale de la boca es motivo, no sé si causa, de mil desavenencias. Aún así, como el ser humano no tiene remedio, o tal vez porque la perfección no existe, esta pareja tan peculiar también tuvo sus rencillas, pero debían de quererse de verdad, pues tras el punto final de él, ella quedó en blanco, vacía, sin nada que decir, con el motor de su existencia apagado.
Original, simpática e imaginativa historia, Luisa.
Un abrazo de verano y suerte
Duro relato, Luisa. Un problema de comunicación que traduce algo mucho más profundo y que acaba trágicamente. Dosificas muy bien la información hasta el sorprendente y brillante final. El recurso al humor negro funciona a la perfección. Enhorabuena.
Un abrazo y mucha suerte.
Muy imaginativo y con una lograda sorpresa final. Me ha encantado. Suerte y un beso, Luisa.
Qué propuesta más original. Y hace reflexionar, con el humor de fondo, sobre las relaciones humanas que hoy en día no serán con postits pero sí con mensajes de WhatsApp. Me ha encantado. Mucha suerte ?
Genial. No puedo decir otra cosa. Tu relato reúne todas las condiciones para ser un justo ganador.
Un abrazo y feliz noche.
Muchas gracias a todos, y un beso fresquito