64. Punto y aparte Calamanda Nevado
El mayor flipe de mi hermana Isabel es tirar la casa por la ventana para vestirse y comportarse como una mujer guapa siempre bronceada, glamurosa y bella. No repite look dos días seguidos, ni ahueca la voz con la misma cadencia y sensualidad. Se ahoga en un vaso de agua si no aprende a mejorar sus encantadores modales. Le mola estar como un queso. Se pone las pilas en un abrir y cerrar de ojos en cualquier calle para sentirse como en una avenida de lujo, imagina que entra a sus grandes almacenes, cines, salas de fiesta, hoteles y bancos; tiene menos dinero del necesario pero buenos contactos y fachada.
Ha quedado embarazada al tuntún. Llama muchas veces al padre que hace la vista gorda dando la impresión de estar escondido, y prefiere no dar la chapa a sus admiradores hasta que decida; soy el único que podría echarle una mano si no estuviera tieso y dominado por mi mujer.
–No pego ojo ¡Qué mala pata!- Qué vas a hacer, pregunté anoche por el móvil, murmuró que estaba tatuándose la cara con un cigarrillo encendido, le noté la voz débil, te dará un toque maquiavélico. -Ni de coña-. Lloré cobardía.
Tu protagonista es un personaje peculiar, alguien que se esfuerza de veras, aún sin medios, en tener una presencia intachable, todo su proceder se fundamenta en una consagración a la belleza. Se trata de una mujer que hubiera sido feliz en otra vida con diferentes circunstancias, bajo el colchón de un dinero a raudales y en una fiesta permanente, rodeada de eso que llaman glamour, pero las circunstancias mandan, condicionan y de qué forma. Cuando, además, se une una fatalidad inesperada, todo se le viene abajo. Un embarazo sno buscado, con un padre que no asume sus obligaciones, no hace sino imponer una perspectiva de necesidad que acrecentará su situación económica, que ya era perentoria, para alejarla de sus elevados sueños.
Como testigo de todo ello y narrador, su hermano asiste impotente a ese declive, al abandono, que le lleva incluso a autolesionarse el rostro con un cigarrillo, punto a punto, en lo que puede ser «un punto y aparte», como reza el título, que corre el riesgo de convertirse en un punto y final.
Dicen que siempre es posible conseguir lo que se quiere de verdad y buscamos con ahínco, pero todos sabemos que puede tratarse de una frase vacía, que la realidad, desgraciadamente, tiene la potestad de erigir muros que coarten cualquier sueño o, al menos, volverlo aún más irrealizable.
Un relato que ahonda en que nada hay más descorazonador que un deseo frustrado.
Un abrazo y suerte, Calamanda
Hola Ángel, gracias por tu tiempo y tu fenomenal comentario. Te felicito nuevamente por tus logros y tu talante. Abrazos.