81. Purgatoriofobia
Los ogros tenemos nuestro propio cielo e infierno y, lo que es peor, también existe un purgatorio. Yo he heredado un terrible miedo a ese lugar intermedio. Un gen consanguíneo incluye la fobia a terminar allí y ser devuelto al mundo para volver a ganarse el paraíso o el averno. Lo fácil, y por eso es la opción que tomamos la mayoría de nosotros, es buscar y comportarse para acabar en el abismo. Nuestra apariencia horrorosa y de gigante ayuda. Generamos pánico a todo ser viviente. Existen múltiples leyendas sobre nosotros, la mayoría falsas pero que mantenemos.
La maldición familiar nos lleva a que antes de morir cometemos una acción generosa por salvar o ayudar a algún niño y entonces queda truncado el viaje directo a las tinieblas. Nos aparcan en el purgatorio. Y tras una chapa filosófica nos retornan para hacer méritos y redimirnos. Tras mi tercer regreso del odioso rincón he decidido colaborar con los ángeles de la guarda. Cambio mi rumbo para aspirar al edén. Tengo dos intentos más y si fracaso seré un ridículo troll enano.
La religión católica cuenta con un atajo, algo más que un detalle menor. Permite actuar como el peor de los monstruos, con tal de que a última hora una pequeña acción ponga freno a un castigo merecido. Sin embargo, requiere de un tiempo de penitencia, todo tiene un precio. De forma similar a cuando un juez decreta que alguien que ha errado haga servicios sociales, en compensación a sus desmanes, tu ogro protagonista colabora con los ángeles para enmendar su trayectoria.
Un relato con el castigo y la redención como trasfondo.
Un abrazo y suerte, Pablo
Como decimos los Entecianos hasta que tú no comentas no está completa nuestra participación. Cierto que es una historia sobre los estadios de la religión, incluso de ogros gigantes. Y los castigos que producen miedos. Gracias por tus precisos comentarios que siempre animan a seguir creando historias. Un abrazote, amigo.
Pablo, raspando el final de esta convocatoria nos traes este relato de ogros que no llegan a merecer el infierno y se redimen en el purgatorio. Un planteamiento original que humaniza a esos seres terribles. Mucha suerte y un abrazo.
En efecto, quería poner algo de dulzura y de valores a los ogros que siempre nos los pintan como marginales. Gracias por tu comentario, Alberto. Un abrazo.