(Q. U. 11) DEJA QUE TE LLEVE LA CORRIENTE
Ese verano invitaron a Juanan a pasar unos días en casa de un familiar de su amigo Javier, situada en el Páramo de Masa, provincia de Burgos. La sorpresa fue que el Páramo no quedaba lejos del Ebro. Es lo bueno de Castilla, le dijeron, es tan rica que encuentras de todo. Cada día, uno del pueblo les llevaba en tractor al río y lo pasaban bomba nadando al pie de las altas paredes de roca del Cañón. A pesar del “sol de justicia” (le divertía esa expresión porque la había leído en un tebeo del Cid Campeador), correteaba por los senderos a la orilla del agua y no se le quemaba la cara, gracias a la visera que le regaló el panadero. Le llamó “chico de ciudad”, pero no se enfadó porque, además, le invitó a hornazo. Uno de los días hicieron una excursión a Fontibre, al nacimiento del Ebro. Quedó deslumbrado. Se enteró de que era otra provincia, llamada Santander, que también formaba parte de Castilla La Vieja. Fue entonces, aunque no os lo cuente, cuando decidió que algún día viviría rodeado de montañas y rumor de agua, en lo que hoy conocemos como Cantabria.
Muy tuyo, Auro, muy simpático. El juanan flipó con tanta dedicatoria, te lo aseguro.
Un beso.
Joe si es mío!! Pensaba que me ibais a pillar a la primera, por el tono. Y resulta que soy la única que le llama Juanan y no caí en ello. Desastre woman!!
Gracias. El tuyo me ha gustado… como diría La Trinca «¿qué pasa con el Darvin tanto dar la lata, si el hombre viene de la patataaaaaaaa??»
Abrazo.
Me hubiese encantado ver a Jams, Juan, Juanan o Juanillo je je je.
De verdad que Castilla sube hasta el norte y remata en ese mar que besa las montañas. Qué belleza. Un hermoso viaje y mejor relato!
Una bonita visión de la noble Cantabria. Me ha gustado.