(Q.U. 3) Delicias de ultramar
―¡Cómo me apetece una tortilla de patata con pimientos! ¡Mmmm, qué rica tiene que estar! ¿Me oyes, Fernando?
―Yo con este vinito ―dice derramando media copa sobre el mantel― me fumaría un cigarrillo. Qué chulo, echar humo por la boca.
―Deja un poco el cariñena y atiéndeme, anda. Mira, he estado pensando que deberíamos ampliar el reino. Los niños están creciendo y necesitan más espacio para jugar. Y alimentos más nutritivos. Me preocupa sobre todo Juana, la noto muy delgaducha y últimamente anda como atolondrada. Sí, ya sé que está en la edad del pavo, pero antes de que se nos descarríe quiero encontrarle novio. Uno que sea guapo.
―Te veo pensando en boda, Isabel, y en tarta nupcial. Pues te diré que el chocolate engorda.
―Tú qué sabes, si aún no lo conoces ―contesta enfadada.
―Ni tú las patatas. Ni los pimientos ―se defiende él, despatarrándose sobre el trono.
―Mañana sin falta ―insiste tozuda― avisas al amigo tuyo aquel, el genovés que tenía un barco. ¿Cómo se llamaba? Crispín, o Críspulo, o algo así, y le convences para que vaya a colonizar nuevas tierras. Con un poco de suerte igual hasta descubre el picante.
¡Cómo me ha gustado! La tortilla los pimientos también.
Buenísimo.
Abrazos
De aperitivo hay cacahuetes. Y de postre, piña.
Un abrazo, Virtudes,
¡Vaya reyes visionarios! Y eso que tenían una hija atolondrada. Muy bueno. Honores merecidos.
Abrazos.
Premonitorios total. Y la hija se les perdió del todo en el transcurso de la Historia, ay.
Abrazo, Rafa.
A Michelle Jenner y a Rodolfo Sancho les encantaría interpretar este diálogo, seguro.
Muy bueno ese toque culinario futurista.
No sé quiénes son esos dos, pero intuyo que de alguna serie de tv.
Gracias, Esperanza, por pasarte por aquí.
Besos.
Me gustan estos laberintos en los que el autor/a nos conduce deliberadamente por donde quiere, aún intuyendo nosotros que hay sorpresa
Nieves, los relatos que van con (Q.U) delante no tienen nada que ver con el laberinto de junio, son de la quedada de Urueña.
Un abrazo.
Susana, mi referencia al laberinto no tiene nada que ver con el lema del mes de Junio , que por no me había pasado por la cabeza 🙂 Lo decía en sentido literal en referencia a este en concreto , atendiendo a la resolución ingeniosa de una trama, tan propio del género y que ingeniosamente ( o inesperadamente) resuelves.Al menos yo, no lo esperaba. Ese final lo he considerado una » salida» airosa. 😉
Nieves, ¿te ha parecido bien el cierre o no? Porque entre «ingenioso» y «airoso», como comentas, no me aclaro. No creas, que dudé mucho si era apropiado. Sinceramente, no se me ocurrió ningún otro.
Un beso.
Es verdad, el término » airoso» es pelin mosqueante, pero no, me parece una resolución ingeniosa, en serio. Me gustan los micros que te llevan hasta un final que no te esperas, Concretamente este pertenece a ese tipo de micros no pretenciosos, coloquiales y modernos en lo que lo que el autor relata de forma natural una historia cotidiana.Y te diré que me he reído , porque me has » pillao» . Cuando lo del tabaco , aún estaba en babia ; luego con lo del chocolate, ya se me ha encendido la alarta.Con las patatas y el trono, ya estaba todo claro, pero es que luego el Crispìn y el picante ha sido un » touché» con sonrisa inevitable.
Gracias por la aclaración. A mí el micro me gusta, aunque nunca me quedo del todo a gusto, siempre corregiría alguna cosa.
Como me dijo un escritor de este blog, y no se me olvida: «uno nunca termina de corregir su cuento. Simplemente lo abandona».
Es que si no sería una locura esto de escribir.
Me he reído mucho con la historia y con como pones a los protagonistas en situación. Saludos 🙂
Siempre tan amable, Juan Antonio. ¿Nunca encuentras pegas a los micros? Sería bueno conocer tu contraopinión. Tienes vía libre para practicar la crítica en los míos.
Un abrazo.
Susana, ya sabía yo que había comentado este relato!! En el mío!!
Hala, pa no repetirme, date una vuelta por él!!
Beso gordo.
Ya me la dí, maja.
Otro beso.
Un texto de lo más original, subtrealista y muy bien ideado. Mis enhorabuenas, me ha encantado!!!
Como siempre arriesgas, tanto en críticas propias como ajenas, me doy por laureada. Siempre recibo con gusto tu opinión y lo sabes.
Un beso, Mel.
Lo dicho: dimos y recibimos. ¡Sí, señor! Me encantó. Felicidades!!!
Bienvenida, María, y a disfrutar mucho con todo esto.
Un abrazo.
Muy divertido, Susana.
Besito
Gracias, Rosa. Para mí es un escape esto. Esta tarde de trabajo me ha hecho dudar mucho de mi condición humana, rodeada como estaba.
Buen relato, y que conste, voté.
Te había dicho que me llevé una estupendísima sorpresa y que me ha encantado conocerte? pues eso.
Un beso, Susana.
Me lo dijiste, nos lo dijimos. Fuiste con la que mejor lo pasé, Rosy, me hiciste reír mucho, es que eres la bomba.
Un beso grande y hasta la próxima.