103. Quebrantara su rutina Calamanda Nevado
Solíamos verla contenta, ágil, dispuesta a lidiar con vomitonas, dolores de tripa, suciedad, malas noches, procesiones, rosarios, velatorios, paellas, y más y más tareas como una jabata. La consideraban reservada hasta un domingo lavando en el remanso del arroyo. Confesó su gusto por otros menesteres. Su inquietud no esperó a septiembre para asistir a alfabetización. Ningún problema, dictado, tabla o lectura se le resistía.
En aquel tiempo nos animaba canturreando.- Saber, saber, saber…-.
Criticábamos su gusto por la tranquilidad silenciosa de la noche, esperando sin apuro las tantas para devorar libros o hacer redacciones. Cuántos huecos sacó al trabajo del campo repasando tablas, feliz como una chiquilla.
Lucía esa mirada en la biblioteca, entre sus compañeros de curso nocturno, cuando rellenó las matrículas del instituto, observando el resplandor dorado de la pasta de su diccionario, se iluminaba impidiéndole rendirse, y desmontando nuestras exigencias familiares.
Antaño nadie imaginó que ese trabajo tan bueno en la ciudad fuese para ella. Que su marido confesara con timidez. -Cada día está más guapa y más joven- Que ella abriera tontamente un cajón pequeño y le encontrara cartas de otra mujer repletas de faltas de ortografía. Que sus hijos la imitáramos haciéndonos universitarios. Que brillara.
Cuánta vida nos cuentas en estas pocas y hermosas palabras, Calamanda. Alguién que con un gran esfuerzo, no siempre bien visto por los suyos, es capaz de quebrantar esa rutina marcada por su sino, merece el mayor de los reconocimientos. Enhorabuena y suerte. Un saludo.
Jesús, gracias. Es admirable si, esa actitud. Saludos
Me ha dado tanto gusto ver cómo ha empezado a brillar esa mujer y más aún que la infidelidad no le hiciera mella, porque nadie se siente peor ante alguien que tiene mala ortografía… Bravo por ella y por ti, Calamanda. Linda historia. Un gran abrazo!
Hola, Calamanda.
Todo un canto al cambio de aires y a la superación en una mujer dura para el trabajo y madura para los estudios, que le ponen feliz como a una chiquilla. Qué sorpresa tan descomunal les da con su actitud, antes que a ninguno al narrador, uno de sus hijos. Cómo pilla al maridito en el renuncio y obtiene el premio de un trabajo interesante en la ciudad, provocando que sus hijos la imiten sus ganas de estudiar. Qué bien juegas con la luz de ella, su iluminación, su brillo.
Me encanta, por original, la manera como cierras los puntos suspensivos tras Saber, saber, saber.
Solo una sugerencia que podrías considerar (estás a tiempo para corregir) si te parece. En el cuarto párrafo veo demasiadas comas. Yo pondría un punto o punto y coma después de «instituto». De cualquier modo el texto es genial. Es toda una bandera a enarbolar por cualquiera. Pero sobre todo por una mujer que fue tan rural.
Besos.
Una mujer realmente interesante, con una inquietud natural que le hace sacar tiempo de donde no lo tiene para formarse, cuando lo normal hubiera sido seguir la inercia que le estaba reservada, esa rutina-carcel a la que no quiso resignarse. Sin quitarle ningún mérito ni encanto a la vida en el campo, todo un ejemplo de superación.
Un saludo y suerte
Bonita historia de superación Calamanda. Una mujer admirable tu protagonista, capaz incluso de llevar bien la infidelidad y es que ante una carta con faltas de ortografía ¿Quién se inquieta?.
Mucha suerte. Saludos.
Un homenaje a la mujer rural luchadora y con afán de superación, narrado con mucha soltura y final feliz.
Suerte y besito virtual, Calamanda
María, Martín, estoy de acuerdo con la sustitucvion de esa coma por punto; no sé si se puede arreglar. Ángel y Maribel, gracias por vuestros comentarios. Besos
Hola, Cala.
Describes a una mujer increíble que, después de echarse a las espaldas, todas las tareas del mundo quiere aprender. Creo que sus hijos no pudieron tener un ejemplo mejor.
Me gusta muchísimo tu historia.
Un abrazo grande, como tu protagonista.
Towanda, gracias y muchas felicidades por todos tus exitos. Abrazos
Es increíble esa mujer que nos presentas en tu relato, Calamanda.
Un abrazo y suerte
Inés, gracias. Si, una mujer increible, como tantas verdad? Abrazos.
Hola, Calamanda.
Con respecto a la sustitución de la coma por el punto y coma, pídeselo a Jams. Verás como él lo hace (es quien puede) y te queda un texto redondo, niquelado. Un beso. Dale el número de relato y el mes para que vaya más deprisa, que con lo del recopilatorio y la fiesta vive sin vivir en sí. Un beso. Ah, y nueva enhorabuena por admitir sugerencias.
Martín, gracias. A ver si puede.
Se merece brillar con luz propia, tu protagonista. Solo me apena que su inquietud la lleve a la ciudad.
Suerte y beso.
Da gusto leer casos, tan bien escritos, de personas que se superan, día a día. Muchas veces no es fácil vencer los obstáculos que nos ofrece la vida pero tu protagonista lo consigue. ¡Enhorabuena, Calamanda!
Un abrazo.
La superación de una misma en la vida a veces no es entendida. Salir de su rutina de campo, de esas fatigosas labores…Una carta de infidelidad con faltas de ortografía no es buena recompensa a su esfuerzo, aún así es fuerte, valiente y va a por todas.
Buen relato, me encanta el personaje que has creado.
Un beso Calamanda.
Anna, María José y MªBelén. Gracias. Estoy de acuerdo con vosotros, es admirable este perfil de mujer. Abrazos.
La constancia y la inquietud por el saber. La superación con la admirable actitud de una luchadora de la vida. Muy bueno, Calamanda. Abrazos y suerte.
Salvador, gracias. Has contado la idea fenomenalmente.
Ana, gracias por tu ternura. Siempre leo tus relatos con ilusion y me gustan. Ánimo y adelante. Besos