60. Querida Elena Francis
Cierro los ojos y puedo oír la empalagosa sintonía que anunciaba tu consultorio. Eras mi cita ineludible, jamás tuviste una oyente tan fiel como yo. Fuiste mi amiga y mi confidente; pero, también, mi juez, mi censora y mi represora.
Siguiendo tus consejos maternales; permanecí virgen durante mi noviazgo.
Una vez casada, de tu voz aprendí lo que es la resignación. Si mi marido “se ponía nervioso” y me pegaba; todo lo más, me marchaba a casa de mi madre, descartado denunciarle. Si bebía, paciencia. Si me ponía los cuernos, hacer la vista gorda. Si me contagiaba una enfermedad venérea, perdonarlo. Había que sacrificarse por los hijos, esperar que cambiase. Debía anularme en la soledad de la casa, sepultarme en tareas domésticas, brindarme en holocausto en el altar de la abnegación.
Dios, con la ayuda de la cirrosis, se llevó a mi esposo. Un viaje a Benidorm con el INSERSO me enseñó, demasiado tarde, todo lo que me había perdido de vivir.
Entre canciones dedicadas, recetas de cocina, consejos de belleza y cartas desgarradoras; tu programa radiofónico fue una escuela de sumisión. Mi generación fue víctima de tu lavado de cerebro.
Querida Elena Francis: ¡Yo te maldigo!
Héctor, estos personajes tan populares tienen seguidores y generan antipatias a la vez, como tu cuentas con acierto. Suerte y saludos
Gracias Calamanda.
Así ha sido, por desgracia. Lo has bordado.
Seguro que Elena estará tomando nota, para la próxima reencarnación.
Un saludo y mucha suerte.
La elena del pasado esta reencarnada en los zombie de telecinco y sus jodidos programas. Bien relato de indignación y protesta suerte
Manuel, pues sí, cambión los tiempos y se reciclan los estereotipos.
De hecho nunca supe de tal Elena Francis, pero en una época y sociedad machista era lógico suponer ese tipo de programas.
Excelente relato y muy valiente.
Un abrazo y suerte.
Gracias, El Molí.
Elena Francis no existía, era un personaje de ficción; aunque la emisora insistía en que era una persona real y que atendía personalmente el consultorio. Así, cuando se filtró la inexistencia de la tal Francis, la emisora montó en cólera y lo desmintió. Al principio, las cartas las contestaba un cura, al que luego se le añadieron un psicólogo y un periodista. En su etapa de apogeo, el consultorio llegó a recibir 20.000 cartas anuales.
Otro abrazo para ti.
Gracias María Jesús.
Pues sí, no sé en qué se reencarnará Elena Francis; es una pregunta que da para otro cuento.
Hola Ana:
Pues no, no he tenido el placer de ver la obra de Lola Herrera.
Elena Francis se emitió desde 1947 a 1984 en que murió por obsocelencia ética.
Pues sí, Ana. El consultorio fue un invento de su patrocinador, una empresa llamada Instituto Francis de Belleza y su objetivo encubierto era vender sus productos. En el programa se hacía publicidad de dicha firma. El consultorio era de temas, considerados por entonce, de interés «feminino» (recetas de cocina, consejos de belleza, consejos domésticos, etc), pero muy pronto adquirió importancia, casi monopolizándolo, la cuestión sentimental, que era por lo que se conocía al programa.
La empresa o hizo quiebra o algo así, no me acuerdo bien, y la cuestión es que sus antiguas instalaciones quedaron miles de cartas tiradas de la última època del progama. Han sido recogidas y creo que el archivo municipal hará un anexo para su estudio, pues tienen interés desde el punto de vista histórico, antropológico y sociológico.
Vi, «El crimen de Cuenca», muy dura.
Saludos y un abrazo.
P.d. ¿Cual es tu relato? Me apetece leer lo que escribes.
Muy bien contada la alienación desde los poderosos medios de comunicación.
Ojo, que esta no es una historia de otros tiempos. Está muy vigente.
Enhorabuena Héctor por tu maestría al relatar.
Ton.
Muchas gracias, Ton.
Un abrazo.
Juan Antonio, muchas gracias y mucha suerte también para ti.