104. Quijotadas.
«Cambiar el mundo, amigo Sancho, que no es locura ni utopía, sino justicia»
Miguel de Cervantes Saavedra. Don Quijote de la Mancha.
-¡Que no es un gigante! -le increpaba con hartazgo.
-¡Cuánta ignorancia la tuya!, siempre diciéndote «…que es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la Tierra», pero nada, tus cortas entendederas no dan para más, zoquete -manoteaba encolerizado-. ¿No ves ahí al más ruin y despiadado de todos?, bajo su disfraz no hay corazón ni principios, solo codicia -y en diciendo esto, se lanzó a la batalla sin atender a más razones ni palabrería.
Apeado el amigo hacía rato le gritaba con desgana: -Te equivocas loco -y negaba con la cabeza al mismo tiempo que marcaba el 112 en su móvil.
La sucursal bancaria quedó destrozada. También el cuatro latas al que un día empezó a llamar Rocinante y que fue lo único que conservó tras el desahucio. Bueno, también un viejo ejemplar del Quijote.
Tuvo suerte, aquel escuálido y metálico corcel le sirvió de inverosímil armadura; también que los servicios sanitarios llegaron prestos al lugar y salváronle la vida pues quedó muy maltrecho aquel insólito justiciero.
Un Alonso Quijano de nuestros, días, pero no menos temerario, justo y entrañable. Las entidades bancarias parecen ser los gigantes de nuestros días. Aunque sea una locura romántica, sin más destino que estrellarse, es difícil no tomar cariño a este personaje actualizado, un homenaje de otro universal.
Un abrazo y suerte, Cristóbal
Gracias Ángel por tus amables palabras hacia este loco que quizás no lo sea tanto…
Un abrazo
A veces la locura es lo único que nos mantiene cuerdos. Un personaje entrañable, Cristóbal.
Un saludo
Gracias Margarita por pasarte y comentar, para mi es un halago viniendo de una maestra,
gracias.
Cristóbal, sí, es entrañable y temerario. Origonal desenlace que nos traslada a esos que tu citas en un lenguaje subliminal. Suerte y saludos
Gracias Calamanda por tus palabras, es curioso como podemos traer a la actualidad estos pasajes literarios sin que pierdan vigencia porque en estos tiempos es fácil perder la cordura con todo lo que vemos a diario a nuestro alrededor. O mejor dicho, no es volverse loco, quizás es perder las formas por tal nivel de hartazgo con tantas injusticias.
Un saludo.