139. REENCUENTRO
Desde la cápsula espacial contempló el universo acunándolo, y casi a su alcance ella.
La reconoció. Brillaba solo para él. Como entonces.
Avanzaba paso a paso hacia ella. Unas manos fuertes lo extrajeron con cuidado del artefacto con el que se movía y lo elevaron al vacío. De la emoción cayó de su boca el chupete y su mano acarició la estrella plateada que coronaba el árbol de Navidad.
Antonia, simpatica historia de juegos y fantasía. Suerte y saludos
Gracias ,Calamanda. Un abrazo.
Cada niño tiene una estrella, una luz que le ilumina. Muy original este universo especial donde gravitan los sentimientos familiares. Abrazos, Antonia.
Muy poético tu comentario, Salvador. Gracias y un abrazo.
Antonia, ¡cómo nos enredas hasta que aparece el chupete en escena!
Y es que para los bebés, todo son emociones fuertes 🙂
Un beso.
Los bebés tienen eso, son enredadores per se.
Otro beso 🙂