103. REENCUENTRO (M.Carme Marí)
“Todas las personas mayores han sido primero niños. (Pero pocos lo recuerdan).”
– Antoine de Saint-Exupéry «El Principito»
Cierra los ojos. Nota como el sol te da en la cara y te llena de colores por dentro, de rojos, naranjas o amarillos. Anda unos pasos con los ojos cerrados. Te sientes liviano. Cuando los abras, sonríe a quien te mire raro.
Paséate entre las sábanas secándose al sol y, si estás con un niño, jugad a esconderos entre ellas. Luego, al doblarlas entre dos cogiéndolas por las puntas, llevadlas bien arriba y cuando caigan os ponéis debajo. Risas. Complicidad.
El cielo es un lugar ideal para plantar la imaginación y dejarla crecer. Túmbate boca arriba y mira las nubes en movimiento. ¿Qué ves? O averigua qué personaje esconde la luna llena. Quizá descubras la expresión de un niño sonrojado con grandes mofletes, un maestro pidiendo silencio o una señora sorprendida. ¡Dibújala!
¿Recuerdas cuándo fue tu última batalla con hojas mecidas por el otoño? ¿O tener los dedos pegajosos con la dulzura de un algodón de azúcar? ¿Y una guerra de cosquillas? ¿O dibujar en cristales empañados?
Rescata del olvido y deja salir de vez en cuando a ese niño que todavía llevas dentro y, si puedes, comparte ese ser mágico con otros pequeños: te mirarán con otros ojos.
Hola, M. Carme.
Preciosa la cita de Saint-Exupéry y bien traída porque le pega mucho a tu relato. Quizá algunas personas no quieran acordarse de que fueron niños porque sufrieron mucho en la niñez, por unas u otras cosas, por unas causas u otras. Pero la invitación que nos haces queda ahí, como unas mágicas instrucciones: hacerse el niño el adulto le vuelve feliz y es visto por los niños con otros ojos sin lugar a dudas. Ese reencuentro con la niñez, que no con la locura, es formidable. Tan formidable como lo cuentas tú.
Mi más muy mayor enhorabuena. Feliz todo para ti siempre. Y un beso muy fuerte.
Me encanta el mensaje del Principito, bueno, todos los que encierra el libro. Me entristece pensar que alguien pueda querer olvidar su niñez por haber sufrido como apuntas, creo que en la mayoría de casos nos pesa la edad, las responsabilidades y lo que «se debe hacer». Pero ahí lanzo mi invitación a retomar algunas acciones mágicas, que nos pueden devolver un poco la mirada del niño que fuimos y dejarnos alguna sonrisa en el rostro.
Me alegro de que te guse.
Un beso y una buena entrada de año Eduardo.
Perfectamente captado el espíritu del libro citado. El Principito es magia en estado puro, uno de mis libros preferidos. Un libro infantil solo acto para mayores.
Lleno de mágia y de frases para pensar en ellas (https://es.wikiquote.org/wiki/El_Principito).
Hace un tiempo vi un musical (en catalán, «El Petit Príncep») que me encantó, de Àngel Llàcer y Manu Guix, con canciones originales, imágenes proyectadas, … me atrapó de nuevo.
¡Leerlo o verlo es como rejuvenecer un poco!
Gracias Edita por tu comentario.
* magia
No hay época más mágica que la infancia. No hay nada más triste que arrinconar para siempre al niño que fuimos. No deberíamos olvidar que dentro de nosotros vive aún alguien capaz de ilusionarse, con ganas de descubrir cosas y de disfrutar hasta de los pequeños detalles.
A mí me dicen mucho mis hijos y quien me conoce bien que tengo al niño interior bien activo y presente, nunca me ha importado, después de leer tu relato menos.
Un abrazo fuerte, suerte y felices fiestas, Carme
Claro que sí, Ángel, adelante con esa ilusión! A mí me encantan las luces de Navidad, por ejemplo, me puedo quedar un buen rato mirando cómo se mueven las del árbol del comedor 🙂
Veo tu abrazo y le añado un beso.
M.Carme, mágicos consejos que dan buenos resultados, son siempre bienvenidos: gracias por ellos. Suerte y Feliz Navidad
Si os animáis con alguno y os crecen nuevas sonrisas, me daré por satisfecha 🙂
Gracias a ti por comentar y felices fiestas!!
Creo que en Navidad a todos nos pasa un poco eso. A mí desde luego. No se vuelven a vivir estas fiestas como se viven de niño. O desde la mirada de tus hijos.
Bonito cuento Carmen!!! Suerte!!!
Bsssss!!!
Cierto es que no se vive la Navidad igual de adulto que cuando eres niño, pero lo ideal sería disfrutar de pequeñas cosas en cualquier época del año.
Celebro que te guste, Juancho.
Un beso y buena entrada de año!
En eso estamos, como dice Juancho, en Navidad si hay niños. Y cambian todas las miradas durante unos días. Afortunadamente. Por eso decimos felia año, también por eso
Cierto, Luisa, y lo que podemos intentar es rescatar estas miradas ilusionadas y algunos «juegos de niños» para todo el año 😉
¡Feliz año para ti y los tuyos!
Me sorprende y atrae la «forma» escogida para la voz narrativa (o como se diga) de tu relato. Curiosamente, o eso me parece, «a pesar» de las imágenes nítidas e inocentes que nos muestras, la lectura se ralentiza, lo que nos obliga a paladearla con más morosidad (en el buen sentido), fluyendo como un adagio o un andante musical. Me ha gustado. Suerte, Carme. Un abrazo.
Me encanta que hayas paladeado la lectura, quizá lo has podido ir imaginando y eso está más cerca de llevarlo a la práctica (es el siguiente paso! 😉
Qué bonita la comparación musical que me dejas, Jesús.
Abrazo y beso que viajan hacia A Coruña.
La madurez va arrinconando a la inocencia, pero siempre tienes que dejar una puerta entreabierta para dar paso a la luz de la niñez, donde la magia te acoge. Muy buen relato, Carme. Abrazos y 2018.
Eso mismo, la puerta entreabierta que deje pasar esa luz de la niñez y nos permita de vez en cuando volver a ella con actitudes y acciones para disfrutar con ellas.
Por un 2018 lleno de magia.
Feliz 2018.
Feliz! 🙂
Qué bonito y cierto tu relato. Todos esos gestos y recuerdos de nuestra vida siendo niños es pura magia, vivíamos libres de experimentar.
Gracias por llevarnos allí.
¡FELIZ 2018!
El relato es una invitación para seguir experimentando esa magia, sólos o acompañados (de pequeños o grandes), y que no quede sólo en recuerdos. Yo, por ejemplo, no he dejado de comer algodón de azúcar siempre que he tenido ocasión 😉
Gracias por tu comentario Isabel, y feliz año!