39. REGRESIÓN (Isidro Moreno)
Aparecieron en pleno siglo XXI anhelando comprobar la posteridad y trascendencia de su obra.
Mozart, Bach, Beethoven y Häendel verificaron que su música y sus nombres habían traspasado la barrera del tiempo y orgullosos visitaron la Biblioteca Nacional, los archivos del Teatro Real y una importante tienda de música clásica con unos mágicos discos que contenían sus obras interpretadas por, al parecer, grandes orquestas.
Henchidos de orgullo, concluida su visita y en espera de ser devueltos a su residencia de genios jubilados, pasearon por aquella bulliciosa capital española, asombrándose de los nuevos tiempos y poniendo especial atención a la música y músicos callejeros.
Boquiabiertos quedaron con esos rápidos carros de metal que abundaban por doquier y muchos de ellos, a través de sus ventanas, expulsaban un fuerte ruido al que llamaban música, aunque aquello consistiera en una paupérrima armonía con ritmo simple y un reiterativo: «atum sim pam, atum, sim pam» capaz de provocar dolor en sienes, revoltijos en las tripas y vibración de cristales.
Regresaron al hotel deseando ser rescatados por la máquina del tiempo que les devolvería a su tiempo y lugar de origen.
Amadeus, Sebastian, Ludwig y George, perplejos y decepcionados, se preguntaban en qué habrían fallado.
IsidroMoreno
Pues ellos no creo que tengan culpa alguna. Habrá que achacársela al paso del tiempo y a las ganancias e intereses comerciales, aun a costa de algunas pérdidas de otros intereses, que generan la banalización de la cultura y las costumbres. De todas formas, también creo que pueden coexistir, en una misma persona, diferentes gustos dentro del ámbito cultural, sin que debamos rechazarlos, por principo. Aunque no soy un buen ejemplo, en el ámbito musical he disfrutado (llámame loco, ahora tengo otros gustos) de Violadores del Verso, de Chiquetete, de la Zarzuela (antes de tirarlos,no hace tanto , tuve un montón bastante grande de casetes de este género), de ACDC, de Battiato, etc…, por citar solo algunos. Y lo de que vuelvan a su tiempo, no sé, casi mejor que no; ya que, según tengo entendido y por desgracia, demasiados buenos artistas fueron ninguneados, como ahora. Suerte, Isidro. Saludos.
Hay que comprender la reacción de tan insignes músicos, quizás incluso menos turbadora que para otras personas que hiciesen el mismo viaje en el tiempo. Se encuentran músicas, objetos, comportamientos que no han conocido en esa transición que día a día, te aporta la vida y, entonces, el choque debe ser brutal.
Perfectamente comprendo los nuevos gustos, estéticas, nuevas músicas, nuevas ideologías, postureos de moda, modas de postureos, etc. pero mi relato va por el lado de la impresión del salto de dos siglos, «sin anestesia».
Muchas gracias, Jesús por tu gentil comentario.
Cada época tiene sus influencias, sus modas musicales y su propia evolución con un legado que trabajará y cambiará sin remedio la época posterior. Lo difícil para el artista, como ya te ha apuntado el compañero Jesús, es ser reconocido en la época que le toca vivir, pues él, más que ningún otro, es alquimista y revolucionador por naturaleza. Esa ruptura con lo cotidiano hace que no siempre se reconozcan las trayectorias que se salen de lo común, aunque, que duda cabe, que muchas veces en ese saco hay que cribar un poco porque tiene la boca muy ancha por lo subjetivo de la materia, y los intereses de las discográficas y de los propios «artistas» se malentienden y malinterpretan demasiadas veces.
Aunque reneguemos somos esclavos de nuestro tiempo y creo que cualquier persona, no solo músico, de poder viajar en el tiempo se llevaría las manos a la cabeza, porque la realidad supera casi siempre en mucho a lo imaginado.
En cualquier caso, me ha gustado ver a los clásicos dando un paseo por la actualidad. Buen texto, Isidro.
Completamente de acuerdo contigo, Manoli. También ocurre que existen obras (sobre todo en el arte), que se siguen amando muchos siglos después. Es el tiempo el mejor seleccionador. Aún oímos música clásica, miramos pinturas rupestres, admiramos esculturas milenarias y visitamos regios edificios de hace unos cuantos siglos.
Conozco «Lascia ch’io Pianga» de Häendel, pero no recuerdo nada de la música Punk de los 80
Bueno, que me enrollo cual persiana de terraza. Mil gracias por leer y comentar.
Un abrazo.
Isidro, bueno hay que dejar paso a lo nuevo, con el riesgo que supone, el tiempo hace bueno lo bueno. Suerte y saludos
Por supuesto, Calamanda. Debemos abrir las ventanas y permitir que entren aires nuevos y si además de nuevos son también (para nosotros) buenos… ¡Miel sobre hojuelas)
Te deseo los mejores aires nuevos y te agradezco tu comentario.
Un abrazo.