61. Reina y caballero (Blanca Oteiza)
«Parece que hoy no va a llover» comento mientras doy al botón del ascensor. Me entretengo mirando sus zapatos, bien lustrados como cada mañana. Traje impoluto y camisa a juego con la corbata. En su trabajo tiene que dar imagen de seriedad, de aburrido solterón cercano a los cincuenta.
Nos despedimos al llegar a la calle. Una sonrisa asoma a mis labios y comienzo a tararear al ritmo de la noche festiva, recordando el espectáculo del sábado en la despedida de soltero de mi amigo Luis. Todavía sigue viva la imagen en mi retina del traje rojo ajustado de la Drag Queen, con sus botas de tacones de diva y su peluca rubia. Sobre todo, lo que no puedo borrar de la cabeza, es la cara de mi vecino cuando se quitó la peluca tras el espectáculo y vio mi sorpresa.
La sociedad tiene sus papeles y estereotipos, que suelen ser muy rígidos. Transgredir una imagen concreta por otra que parece dispar es algo que le choca a cualquiera, verse descubierto en ello debe de ser también una buena impresión, bien descrita al final de tu relato, cuando el lector entiende que ella, en el ascensor, se centrase en mirar a los zapatos del vecino, no a sus ojos, por eso que llamamos vergüenza ajena.
Un abrazo y suerte, Blanca
Muchas gracias Ángel por tus palabras, siempre bienvenidas.
Como dices, la sociedad está llena de estereotipos que asociamos a ciertas personas y nos chocan si vemos que no se corresponde con lo esperado.
Un abrazo