76. Remedios
Ictus, infarto cerebral, hemiplejia… Todo aquello le sonaba a chino. Tan solo acertó a entender algo cuando su padre, en un esfuerzo por recomponerse siquiera unos segundos del terrible mazazo, le explico que lo que le ocurría a mamá era que no sentía la mitad de su cuerpo, cómo si se le hubiera quedado dormido.
Durante toda la mañana el niño estuvo dándole vueltas a aquellas palabras. Pidió a los abuelos poder acompañarles esa misma tarde al hospital. Quería ver a su madre lo más pronto posible. Y arropado por unas cálidas manos sobre sus hombros menudos, entró en la habitación. La madre, toda ella de azul entre sábanas blancas, descansaba flanqueada por diferentes aparatos. Con una determinación que sorprendió a los presentes, el pequeño se acercó hasta la orilla de la cama. Tomó con delicadeza el antebrazo inmóvil y con un dedo previamente ensalivado trazó varias cruces como tantas veces ella hiciera con él cuando, de estar mucho tiempo sentado en la misma posición, se le quedaba dormida una pierna.
Me gusta la imagen de la madre «toda ella de azul entre sábanas blancas» como una suerte de Inmaculada intercambiados sus colores.
Muchas gracias Juan!!
Felicidades por este relato tierno, donde los haya.
Un saludo y ¡suerte!
Muchísimas gracias Rosy!!