114. Repoblación galáctica – (Elena Casero)
Situada a medio camino entre la valla del jardín y la puerta de entrada, oculta entre los altos setos de adelfas, la esfera lanza durante las noches pequeños destellos hacia las estrellas como si, desde su interior, alguien estuviera haciendo llamadas de socorro.
Tras comprobar el estado de la esfera, el hombre, un tipo alto, educado, con cierto toque de exotismo, hace vida normal. Por la mañana compra el periódico. Después se dirige al súper. Alguien ha comentado en alguna ocasión, como de pasada, que el hombre parece alimentarse de pepinillos en vinagre y pan negro. De ahí, quizás, ese color opaco de su piel y el hundimiento de sus ojos.
Por la tarde pasea al perro o se sienta en un banco del parque. Habla poco. Es educado y no se le conocen amistades.
Hasta el momento nadie lo relaciona con la desaparición de unas cuantas mujeres de la ciudad.
Nadie le relaciona con las desapariciones pero ya se han fijado en él, es cosa de tiempo. O le pillan o alguna moza casadera, viendo que es un hombre de gustos sencillos y ordenado en su modo de actuar, decide abordarle para que pase «lo que sea» y… todo el mundo sabe que, en determinadas circunstancias, una mazo puede ser peligrosa. Que se han con cuidado, el «esférico ojeroso ese».
Elena, has sabido poner la atención en una cuestión relacionada con el encuentro espacial pero en la que no muchos, o ninguno, había puesto el acento.
Felicidades por el micro.
Un personaje que parece de película que la realidad nos ha demostrado que no es tan extraño encontrarle, favorecido sin duda por un ambiente urbano en el que la incomunicación es algo corriente y a él le favorece, pues puede crear su propio universo o microcosmos a base de abducir a inocentes víctimas. Con el tiempo le descubrirán, será motivo de noticia y reportajes, la sociedad quedará perpleja y escandalizada ante una muestra más de hasta dónde puede llegar el ser humano en su crueldad, no hace falta que nos inventemos siniestros alienígenas llegados de otros mundos. pues los seres extraños y peligrosos pueden ser nuestros propios vecinos. Un viaje hacia un universo oscuro y tristemente posible, narrado con oficio probado.
Un abrazo y suerte, Elena
Muy inquietante. Un ambiente muy logrado. Muy bien narrado Elena. Me gusta mucho. Suerte.
Me gusta pese a no estar segura de haberlo entendido. Un alienígena camuflado que secuestra mujeres para repoblar algún punto del espacio?
En todo caso el ritmo narrativo es, como apuntan por aquí, cuanto menos inquietante.
Suerte y un abrazo.
Hola, Elena.
Ese hombre es el culpable, ¡vamos, ya te digo!
Me gusta el tema de la repoblación, es muy inquietante y nos da mucho para elucubrar. Yo, a mi manera, también lo he tocado este mes.
Un abrazo y suertísima.
No hacen falta más pistas… Habrá que detenerlo, o nos dejará la tierra sin féminas.
Buen micro.
¡Suerte!
Elena, describes estupendamente este personaje y sus pretensiones. Suerte y saludos
Un relato cuyo título te da la clave. Buen ritmo y una poderosa sensación de inquietud al final. De los que te piden seguir leyendo a ver qué pasa. Mucha suerte 🙂
Un relato diferente y muy bueno. Gracias a Juan Antonio, siempre sagaz, lo capte perfectamente.
Abrazos primaverales