84. RESPIRAR
RESPIRAR
Suena el timbre de la puerta.
Es el atardecer.
Abre Magdalena.
* Hola, Delfina.
* Hola, Magdalena. ¡Ay, que larga es esta vida!.
* No tanto, Delfina
(Magdalena y Delfina son hermanas: 90 y 88 años, respectivamente. Viven en el mismo portal. Una en el 2º, otra en el 6º)
* Magdalena, vengo a despedirme.
* Has estado en la peluquería, Delfina.
* Sí, quería que me cardaran el pelo.
* Bien, Delfina. Que sepas que ha sido bonito ser tu hermana. ¿Qué vas a hacer ahora?.
* Subo a casa. Me sentaré en el sofá. Y voy a dejar de respirar
* Vale, Delfina, adiós
* Adiós, Magdalena
Día siquiente por la mañana.
Suena el timbre.
Abre Magdalena.
* Hola, Delfina.
* Hola, Magdalena. ¡Ay, que larga es esta vida!
* No tanto, Delfina. ¿Cómo te fue sin respirar?.
* Un poco difícil, Magdalena; al poco rato, te entran ganas de respirar de nuevo.
* Tienes el pelo bonito de color, pero revuelto.
* ¿Me peinas, Magdalena?, que voy a la compra.
* Sí, Delfina. Pasa
PD del Autor: Este cariñoso sucedido es real. Magdalena es mi madre; Delfina, mi tía.
Desde luego es una entrañable historia.
Abrazos
Real como la vida misma.
Suerte
Tu historia me hace sentir una ternura infinita. Enhorabuena. Saludos.
Me parece un relato entrañable. Cuídalas mucho. Mucha suerte 🙂
Pablo, esta bonita relacion nos cala por lo que tiene de realismo y por la emocion que desprende. Suerte y saludos