81. RETRATOS
Estaban en la parte alta, junto a la pared del fondo del estudio, esas cajas polvorientas, ocupaban toda la estantería. Ella, llevo hasta allí la escalera con el firme propósito de ver que había en su interior.
Las bajó todas al suelo, limpió el polvo acumulado en Dios sabe cuántos años. La primera que abrió, estalla llena de amarillentas fotografías, ordenadas por años, envueltas en grueso papel y cogidas por gomas. Siempre le dijeron que su abuelo era muy meticuloso y ordenado.
Año 1928, fotografías en blanco y negro, una señora sentada en una silla, con un niño en brazos, a su izquierda un señor de pie, con aspecto circunspecto y un crespón en el brazo. En otra una joven en un jardín, otra, jovencitas que parecen jugar al corro… Muchas más fotografías, unos serios, otros sonrientes, cada una con su historia.
Ahora los tiempos son otros, todos los componentes de este grupo están muertos, pero ella lleva sus genes. Miró detenidamente esos retratos buscando un poco de parecido, quizás los ojos, la nariz, la boca, las orejas…
No encontró nada, el alma nunca sale en los retratos, y estaba segura que es lo qué más se hereda.