69. REVELACIÓN INESPERADA (de Óscar Quijada Reyes)
Además de la carta que confirmaba mi jubilación, ese mismo día recibí una segunda carta. Han sido tantas llamadas y visitas en la oficina que, ubicar un momento para leerla, se hizo complicado.
De inmediato supe que no era comercial, sino personal. Después del saludo, noté que no solo era personal, también era una declaración de amor. Esta es la parte más sorprendente de la carta: «Creo que te amaba antes de conocerte, después he rechazado varias propuestas amorosas, dos de matrimonio y la oportunidad de trabajar en otro lugar. Tu has pasado por una viudez, un divorcio con traición incluida y la soledad. Jamás has tenido ojos para mí y la tímidez me ha impedido hacerme notar. De todas formas, siempre te amaré».
Leo las cosas en orden, si el autor no se menciona al principio no lo busco hasta el final. Cuando observé la firma, una que veía todos los días, la busqué a través de los vidrios. Su puesto estaba al frente, ella tenía sus ojos en una sola dirección, y era una mirada que me había otorgado miles de veces. En medio de mis ocupaciones, nunca me fijé en la menos notable de la empresa.
Maldita timidez, cuántas posibilidades habrá malogrado antes de que ni siquiera naciesen, bajo los barrotes de un silencio inexpugnable.
Dicen, no obstante, que nunca es tarde; para tus protagonistas se abre un nuevo camino, jubilación incluida.
Un abrazo y feliz año, Óscar.