71. Revelado (Miguel Ibáñez)
Quizás a la mujer de uno no se le cuente todo, Miguel, pero a la que se le miente de verdad es a la amante, y ni cuenta te das; me dijo el tío Luis, con un chato de vino en la mano. Era un hombre serio, con un descampado en la cabeza en el lugar que todos tenemos reservado para querer. Aquel espacio vacio lo ocupaban quincalleros que vendían bisuteria barata que salía en el día a día en forma de malos modos y disculpas a destiempo. Amaba la rutina, y ahora andará por ahí, imagino, perdido y negando con la cabeza por los inconvenientes de no existir. Y es que morirse implica muchos cambios. A mí me gusta pensar que el tunel que dicen que hay entre esta vida y lo que sea que espere al otro lado es el objetivo de una enorme cámara, y el destello del fondo eres tú captando todo tu tiempo de un solo fogonazo.
Estoy sentado en el sofá con el movil en silencio, Alicia duerme, y mi tío está en el aparador, en un marco, serio, cambiando de tono con los reflejos del ordenador de Marquitos, que le da la espalda.
En el duermevela de la noche o la mañana, o tal vez en el de la siesta, en el que parece encontrarse tu personaje, la mente divaga, como mariposa se posa en una realidad y en otra, algo que no haría durante su existencia consciente. Hay quien ha comparado dormir con morir, en algo se parecen, si no, nadie diría cuando alguien fallece que ya descansó, o no terminarían los dos infinitivos en «ir».
Tal vez el espíritu del pariente fallecido de la fotografía transmita sabiduría al sobrino, dejando claro que la revelación máxima, cuando puede que comprendamos el sentido de todo, será al final de ese túnel donde transcurre todo lo que ha dado de sí nuestra existencia, antes de pasar al otro lado, si es que ese lado existe.
Otro relato de tu buena factoría, lleno de frases sorprendentes, con mensaje profundo y abierto a interpretaciones.
Un abrazo y suerte, Miguel
Como sugiere tu relato, una instantánea puede captar toda una vida. Lo has construido a partir de los recuerdos del sobrino contemplando una foto de su tío. Cada elemento juega su papel para reforzar el significado. Caracterizas muy bien al personaje del tío con lo que decía y hacía. Incluso lo muestras desubicado y quejoso también en el más allá. Para rematarlo con su exposición pública en una foto enmarcada, que parece tener vida propia, y Marquitos dándole da la espalda. Enhorabuena, Miguel.
Un abrazo y mucha suerte.