34. RHAPSODY IN BLUE
Sonaba American Patrol de Glenn Miller en la radio y un cigarrillo entre los labios no pudo esconder una ligera sonrisa. El humo ascendía pausadamente ente las sombras de la tarde. La ventana separaba el universo entero de aquella habitación. En el sillón dormitaba The Great Gatsby, abriendo sus 218 páginas de una manera obscena.
No había ninguna razón que le obligase a salir de casa. No podía imaginar estar en otro sitio para convivir con su rabia que no fuera aquel piso, de aquel edificio, en aquella ciudad. Además llovía.
El jefe de redacción le había llamado. El artículo que ayer dejó sobre su mesa lo había tirado directamente a la papelera y le daba ocho horas para presentar la entrevista totalmente reescrita. A su orden adjuntó de forma vehemente y exagerada un montón de epítetos irreproducibles. Era el estereotipo del periodista con mala leche.
Entre los dedos la fotografía de la mujer de moda. Era la imagen que debía acompañar las mil quinientas palabras. Una sublime belleza con un elegante vestido de corte perfecto que siempre destiló deseo y alcohol. Cuando esta mañana se fue dejó una cicatriz, el recuerdo de su perfume y una máquina de escribir destrozada.