34. Romanticismo tardío
Doroteo envió desde las antípodas un mensaje a su amada en un avioncito de papel. Podría haberlo lanzado con fuerza y subido a un lugar elevado, pero confiaba tanto en el poder cósmico de su amor que lo hizo desde la misma orilla del mar y sin mucho brío. El caso es que todo le fue saliendo bien. Pronto una bolsa de aire templado le hizo ganar altura y los vientos impulsaron después su vuelo a una estimable velocidad; también las corrientes guiaron su rumbo en la dirección adecuada, la lluvia y la nieve se detuvieron a su paso, las aves que fue encontrando le ofrecieron vórtices amables en los que cobijarse…, de manera que poco a poco fue dejando atrás tierras y mares, salvando montañas, sobrevolando desiertos y valles, alternando luz y oscuridad durante meses, hasta caer una tarde mansamente, ajado y exhausto, frente al nicho recién sellado de su destinataria.
Los asistentes al entierro empezaban a abandonar el cementerio cuando aterrizó. Uno de ellos lo aplastó con el zapato mientras hablaba distraído a su acompañante. «Una verdadera pena —le decía—, tan joven y bella como era». «Murió de tristeza —acertó a decir el otro—, encerrada noche y día junto al teléfono».
Dicen que nunca es tarde, pero según para qué. Teléfono, whatsapp o videoconferencia, son recursos actuales que hubieran entregado la comunicación a tiempo y evitado una tragedia por melancolia. Los mensajes importan, pero los medios que se utilizan para su difusión también. Renegamos a menudo de esta era de la inmediatez, de nuestro dí día frenético, pero no es menos cierto que hay que vivir acorde a los tiempos, lo que no quita para encariñarse con este hombre enamorado, que con su mejor imtención todo lo fió a la magia del amor.
Un relato emotivo, con una dosis bien medida de fantasía y realidad, de esperanza y expectativas rotas.
Un abrazo y suerte, Enrique
Parece que aunque Cupido quiso demostrar que el amor está por encima de todo, la Parca vino a demostrarle que al menos sobre ella, no. Me gusta este relato triste y mágico. Mucha suerte con él.
Un abrazo
Muchas gracias, Paloma. Parece que la Parca se empeña a menudo en aguar los planes festivos de Cupido, tanto en la ficción como en la realidad. En este caso, además, el personaje se lo pone más fácil de lo habitual con esa candidez suya, mayor aún que la fuerza de su amor. Me alegra que te haya gustado el relato. Un fuerte abrazo.
Muchas gracias, Ángel. Tu idea de que hay que vivir acorde a los tiempos me ha recordado la canción de Golpes Bajos “Malos tiempos para la lírica”, que viene a ser también la síntesis de lo que le pasa al ingenuo (y yo diría que hasta poco iluminado) Doroteo, que puede caer bien por la pureza y la fuerza de su amor, pero irritar también por su exasperante conducta. Nada que añadir, en cualquier caso, a tu como de costumbre acertado y completo análisis. Un fuerte abrazo, amigo.
Enrique qué tierno este relato y ese personaje que confía todo en su avión de papel. Cuando uno está en pleno amor, que es un paso más que enamorado. No sólo hace creíbles esas fantasías, si no que además, hasta la madre naturaleza y el destino lo ayudan; eso sí, como en la vida, en la ficción también conviven las dos caras de la moneda. Suerte, Abrazos
Muy bellas tus palabras, Manuel. Y me llama la atención especialmente eso que dices de que en semejante estado hasta la naturaleza y el destino te ayudan. Qué interesante ese superpoder, quizá subconsciente, que a veces parecen otorgar el amor y esa confianza que este genera en los que lo padecen. Claro que en el caso de este personaje seguramente había recursos más rápidos y fiables para su propósito. Muchas gracias por tu amabilidad y un fuerte abrazo.
Qué fantasía tan bonita has creado Enrique, tanto, que he releído tu relato y también el comentario de los compañeros que también me han parecido muy oportunos, acertados y hechos con muchísimo interés y delicadeza. El micro lo merece. Enhorabuena.
Nos leemos.
¡Qué torpe Doroteo! Tanto romanticismo y tan poco pragmatismo. Y qué lástima ese poder cósmico del amor: tan potente al arrastrar el avión hasta la amada y aún así se queda en nada… Mucha suerte con tu relato, Enrique, me ha gustado mucho.
Pues sí, Isabel. A este Doroteo se le podría decir eso de ¡Pero en qué mundo vives! Porque no solo desperdicia con su conducta tan enorme potencial, sino que favorece además que su amada se vaya marchitando hasta morir en su larga espera. Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo.
Qué bonita la palabra fantasía, y cuánto me alegra que la uses para hablar de mi relato, porque normalmente me quedo demasiado cerca de la realidad. Muchas gracias por el interés de tu lectura y por tu comentario, Isabel Cristina. Nos leemos. Un abrazo.
Pues yo voy a ser positiva, estoy segura que la destinataria sí que leyó ese mensaje…
Ingenioso, Enrique, magnífico relato, que por otro lado no me sorprende 😉 ¡nos tienes tan acostumbrados!
Besotes y ¡suerte!
Me da la impresión de que además de positiva eres una romántica, jajajajaj. Lo que dices me hace preguntarme si yo tenía derecho a dar un desenlace tan trágico a la historia. Más que nada porque a mí, como lector o espectador, no me gustan estos finales, y mira jajajajja. Muchas gracias por todo, Rosy. Un placer recibir tus comentarios y comprobar una vez más tu generosidad. Besos.
Me he subido a ese avión, he sentido las corrientes que lo guían y he deseado que alcance con éxito su destino.
Un lujo tus letras.
Gracias por compartirlas.
Muchas gracias a ti. El lujo es que el relato sea leído de un modo tan sensible y que yo reciba comentarios así de entrañables. Un abrazo, Yolanda.
Si hay alguien que pueda hacer que vuelva a creer en el romanticismo, ese eres tú, Enrique. Como siempre tus relatos me dejan un buen sabor de boca, me reconcilian con la humanidad. Gracias y un abrazo
Muchas gracias a ti. Tus palabras vienen muy grandes a alguien que, como yo, ni se pasa de romántico ni cree demasiado en la humanidad. Me alegra en cualquier caso que mi relato pueda hacerte algún bien. Un abrazo, querida Belén.
Hermoso, bello, tierno y a la vez triste relato. ¡ Qué pena que Doroteo no haya sido un poco más rápido y práctico para expresar sus sentimientos! Una historia muy romantica, Enrique, que deja un sabor amargo, pero como todas las tuyas estupendamente contada. Un abrazo inmenso
Muy bien resumida la esencia de la historia. La conducta de este Doroteo, aunque cargada de buenas intenciones, acaba resultando enojosa. Me alegra que te haya gustado, Gloria. Muchas gracias por todo y un abrazo igual de grande para ti. Besos.