Ronda 1 – Aquelarre 13
Los participantes con el alias : DESTRIPADOR– PARCA– ANIMA DEL PURGATORIO
deberán escribir un relato :
- Donde aparezca el pecado de la Lujuria.
- Plazo : hasta el domingo 17 a las 23:59 hora peninsular de España
- Extensión: 123 palabras Máximas (título NO incluido)
- Ambientado en el escenario : BURDEL
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Podéis votar en este otro
PARCA – Sol y luna
Salgo de casa con las últimas luces marchando por el horizonte. La silueta del viejo edificio me recuerda el paso del tiempo entrado en canas. El discreto cartel de la puerta yace entre moho pasando casi desapercibido.
Su nombre es Lluvia. El brillo en sus ojos muestra temor. Inexperta tiembla ante su estreno. Tras los prolegómenos nos abraza el fuego de la pasión. Los cuerpos se encuentran, se enlazan, se unen y el placer inunda la habitación muda de pundonor.
El nuevo día nos sorprende desnudos entre sábanas húmedas testigo de una noche lujuriosa. Me visto contemplando los tejados. Sobre la mesilla dejo unas monedas que saco del bolsillo. El día llora mojando las calles desiertas. Desde la ventana todo se ve diferente.
ÁNIMA DEL PURGATORIO: La última batalla
Los niños pasaban ante mis ojos con sus delicados cuerpos y mi mente se desbocaba a lomos del deseo. Me aferraba a la fe imaginando la sotana mi armadura y el crucifijo mi espada, pero siempre sucumbía a la poderosa lujuria. Por la moche, con anónimo semblante, aplacaba mi libido en el burdel y flagelaba mi alma buscando el perdón.
El destino, amigo infinito, me dio una oportunidad de redención. El prostíbulo en llamas lloraba gritando ayuda, y con el valor de la cruel conciencia salvé una a una a las mujeres, humeantes de gratitud. El edificio del pecado se derrumbaba, pero aún me quedaban fuerzas para adentrarme entre el fuego y mirar de frente a la vil lujuria, y por fin vencerla.
DESTRIPADOR – Beyoncé
Era cliente habitual de aquel burdel de carretera, a medio camino entre la soledad y el hastío. Sofocaba en apenas media hora mis necesidades lujuriosas de toda la semana y continuaba mi rumbo. Hasta que conocí a Beyoncé. Se restregaba sin pudor entre mis piernas, ronroneaba y me miraba suplicando amor. Su lengua, áspera como una lija, me provocaba escalofríos de placer… La saqué de allí en cuanto pude, pagando lo que me pidió su dueño por ella. No regateé.
Ahora vivimos felices el uno para el otro. A ella, mi gatita, le encanta la leche. Yo procuro no defraudarla.