Ronda 1 – Aquelarre 19
Los participantes con el alias : NIGROMANTE– CATALEPSIA– FUEGO FATUO
deberán escribir un relato :
- Donde aparezca el pecado de la Lujuria.
- Plazo : hasta el domingo 17 a las 23:59 hora peninsular de España
- Extensión: 123 palabras Máximas (título NO incluido)
- Ambientado en el escenario : LAS REBAJAS
Dejad vuestro relato en este enlace
Podéis votar en este otro
CATALEPSIA – De cacería
Manuela es una amante recatada, nada que ver con la mujer que escudriña los estantes y revuelve los contenedores. Mil veces me lo ha prohibido, pero, al llegar las rebajas, la sigo a escondidas disfrutando del andar sinuoso, los labios palpitantes que dejan escapa un hilillo de saliva, los pezones enhiestos, la humedad que −presiento− resbala por sus muslos. Cuando finalmente se dirige al probador me uno a ella con naturalidad fingida y, tras la puerta cerrada, se me entrega anhelante mientras engarfia los dedos en la seda, el lino o el poliéster.
La dejo arreglándose torpemente y me ocupo de pagar las prendas arrugadas que lavará y planchará cuidadosa para poder devolverlas. Aceptar el regalo, masculla contrariada, sería comportarse como una puta.
Muy bueno Catalepsia, de lo más lujurioso que he leído.
Suerte!!!
FUEGO FATUO – Y yo caí
De haber sabido que empezaban las rebajas ni me hubiera acercado a los grandes almacenes, pero se dio la malhadada circunstancia de que necesitaba urgentemente una camisa nueva. Pronto me vi inmerso en una turba de cuerpos cálidos que me apretaban, de pechos que se apoyaban sutilmente en mi espalda, de piernas que rozaban sensuales las mías. Entonces vi tu espalda desnuda tras la cortina entreabierta del probador: Quieta, serena, elegante, impávida. La pasión me cegó y corrí a abrazarte. Recibiste fría mi beso en tu nuca. No reaccionaste cuando mi mano febril empezó a desnudarte. Desgraciadamente nunca sabré si eres de las que gritan al llegar al clímax. Los vigilantes me echaron a patadas gritando no sé qué sobre manosear un maniquí.
NIGROMANTE – TODO AL 50%
Del ascensor salió a la tercera planta sangrando lujuria. A borbotones perdía la vida por la herida del deseo y el recuerdo de 14 momentos llenos de lascivia.
Amortajado por la pasión desaparecía.
La gente a su alrededor se agitaba con un ritmo sensual. De anaquel en anaquel, de perchero en perchero saltaba manoseando con impudicia el género. Todo iluminaba la imagen de obscenidad vivida hace unos minutos y el brillante cuchillo que le arrebaté y que me dejó sin aliento.
Ocurrió cuando la megafonía rompió el aire con voz amiga «Si estás falto de amor, lujuria desenfrenada». Entonces me miró y deseó gozarme hasta el fin.
En el probador el furor, y su herida inundó mi abierto y hermoso vientre de mujer.