Ronda 2 – Poltrona 13
Los participantes con el alias : LA MOMIA– CRIPTA– FÉRETRO
deberán escribir un relato :
- El pecado de la pereza NO debe aparecer. Tema libre.
- Plazo : hasta el domingo 24 a las 23:59 hora peninsular de España
- Extensión: 123 palabras EXACTAS (título NO incluido)
- Con las palabras : gotas de sangre y dentadura postiza
Dejad vuestro relato en este enlace
Podéis votar en este otro
CRIPTA – Cuando sobran los motivos
Después de borrar las gotas de sangre, se percató de que el difunto era portador de una dentadura postiza. Lo había asesinado de varias maneras, porque le sobraban motivos para matarlo. Tras acuchillarle, ahogarle, tirotearle y atropellarle, se percató de que lo más sensato sería prenderle fuego. De esa manera el cuerpo se carbonizaría y el forense sería incapaz de identificarlo. Ataviada de una frialdad inusitada en ella, se acercó a una gasolinera y se hizo con una garrafa portátil de combustible. Luego condujo hasta un polígono industrial en medio de la nada, roció el cadáver y el coche que le haría de tumba, encendió un cigarrillo y tras dos caladas profundas desechó la colilla originando una llamarada tan inmensa como su odio.
LA MOMIA – Aislamiento
A los sesenta años no tenía amigos, a los setenta solo salía para las compras básicas, a los ochenta desconectó el teléfono y tiró la radio, y a los noventa, tras hacer acopio de alimentos, se encerró. Cuando se le acabó el avituallamiento tuvo hambre y sed, intentó cazar roedores e insectos y bebió su propia orina, comenzó a comerse las uñas, mordisqueó las manos, brazos y piernas y absorbió sus propios fluidos. Con un gesto intrépido viró la mandíbula y devoró su lengua y esófago, sintió la consistencia blanduzca de los pulmones, la mousse del hígado, la casquería y el sabor dulzón y olvidado del sexo.
Cuando entraron en la casa solo encontraron su dentadura postiza manchada con unas gotas de sangre.
FÉRETRO – Jodida vejez
Es una noche bellísima. Luna llena. Me envuelvo en la capa y me preparo para la caza. Siento el hormigueo en el cuerpo. Retiro el pensamiento que me atormenta cada noche, lo que me decía mi padre y me recreo en las mujeres hermosas que han colmado mi sed de inmortalidad. Salgo volando desde la ventana, con cuidado de no toparme con las ramas. Desciendo sobre un callejón. Hay una joven. La miro. Me mira. Retrocede. Me aproximo. Sonrío. Y ocurre lo de siempre. Se carcajea. Y su risa me recuerda que me he convertido en un ser viejo y patético. Un vampiro con dentadura postiza incapaz de dejar más que unas tibias gotas de sangre en el cuello de mi asombrada víctima.