Ronda 2 – Poltrona 15
Los participantes con el alias : NOCTÁMBULA– MORTAJA– FUEGO FATUO
deberán escribir un relato :
- El pecado de la pereza NO debe aparecer. Tema libre.
- Plazo : hasta el domingo 24 a las 23:59 hora peninsular de España
- Extensión: 123 palabras EXACTAS (título NO incluido)
- Con las palabras : pentáculo y una azada
Dejad vuestro relato en este enlace
Podéis votar en este otro
NOCTÁMBULA – Tejiendo una venganza
Guarda un secreto que no puedes conocer; cuando te vas, baila boleros y cuando regresas, desconecta sus piernas. Se sienta y continúa tejiendo la bufanda que te prometió. Te la regalará una madrugada de sábado en la que vuelvas borracho.
Tu bufanda está terminada. Sueña con ponértela ella misma; ¡es tan acolchadita! Además de tus colores favoritos lleva un doblez oculto donde se esconde una brida de plástico que una vez encajada…
Sábado noche. Entras tambaleándote. Te acercas a ella. Te la coloca y justo donde tienes tatuado ese inquietante pentáculo, aprieta. Ya no podrás forzarla ni quedar impune ante sus denuncias, tampoco inventarte falsos accidentes delante de tus colegas.
Se levanta de su silla de ruedas; va en busca de la azada.
MORTAJA – Líneas
Marciano traza surcos perfectos, paralelos, convergentes en su fuga hacia el monte Plutón; habilidad heredada de su padre, como aquella tierra, como sus pocas palabras. Su tío Heliodoro, vecino de propiedad, tampoco habla mucho, aunque hace un rato han sopesado juntos los posibles efectos en los cultivos del eclipse que se avecina. Luego han seguido cada uno con lo suyo. Heliodoro está sentado bajo un olivo cuando la azada de Marciano desentierra algo dorado. Estaba justo en la linde, pero este calla y lo recoge para lavarlo. Bajo el agua su fulgor lo ciega. —«¿Dónde estaba ese pentáculo, sobrino?», oye de repente tras él. La sombra lunar comienza a atraparlos en una intempestiva noche. Será un año aciago para la cosecha de ambos.
FUEGO FATUO – Aquelarre rural
Todo fue un terrible desastre. Contratar una hechicera por Internet nunca me pareció buena idea, pero estábamos desesperados por conseguir una pócima que nos hiciera atractivos ante las mujeres del pueblo.
De mano se puso hecha una fiera. Al parecer habíamos entendido mal sus instrucciones y lo que había pedido que dibujáramos no era un pentágono si no un pentáculo. Luego se ofendió por nuestro ataque de risa cuando dijo que necesitaba sangre de virgen (¿quién no?) y, cuando finalmente Ambrosio cogió una azada para reventar a la cabra porque nos habíamos olvidado del cuchillo ritual, nuestra melindrosa bruja salió volando dejándonos compuestos y sin brebaje.
En fin, que nos hemos apuntado a clases de zumba a ver si así cambia nuestro sino.