Ronda 2 – Poltrona 3
Los participantes con el alias : ENGENDRO– MAUSOLEO– TANATOS
deberán escribir un relato :
- El pecado de la pereza NO debe aparecer. Tema libre.
- Plazo : hasta el domingo 24 a las 23:59 hora peninsular de España
- Extensión: 123 palabras EXACTAS (título NO incluido)
- Con las palabras : Caldero de los hechizos y una llave
Dejad vuestro relato en este enlace
Podéis votar en este otro
ENGENDRO – HECHIZOS VERSUS MALEFICIOS
La única herencia que me dejó la tía Rita fue una llave de uso desconocido y aquel viejo caldero de los hechizos que me producía más risa que expectación. Divertido probé a echar en él una culebra machacada y recité un conjuro para conquistar a Marieta que cayó, al instante, rendida a mis pies. Luego probé con mi jefe y le pedí un aumento de sueldo que me concedió en el acto. Se me ocurrió entonces usar la maldita llave, que lo que abrió fue la caja de los maleficios, y me transformé en sapo. Ahora espero en la charca a que alguien me bese. No pretendo convertirme en príncipe, con ser el mismo desgraciado de antes me conformo, pero no pasa nadie.
MAUSOLEO – Tradición familiar
Mi padre era un prestigioso político y estaba empeñado en que yo siguiese la tradición familiar. Mi madre, en cambio, que había sacrificado su carrera profesional por él, tenía otros planes para su hija. Mientras papá se esforzaba en pagarme los mejores colegios y en que aprendiese inglés, cada noche, cuando se dormía, mamá cogía la llave que guardaba en un cajón de la cocina y me pedía que la acompañase al sótano. Allí, entre libros y ungüentos, me enseñaba a hacer pócimas mágicas en el caldero de los hechizos, a lanzar conjuros y a volar en su escoba. Ahora, que yo también he alcanzado el éxito, ambos están muy orgullosos de mí, aunque mi padre nunca sabrá cómo hemos llegado tan lejos.
TANATOS – El misterioso gato de mi vecino
Desde hacía dos noches su gato no paraba de maullar. No me dejaba dormir, así que lo increpé directamente. Él, más triste que ofendido, respondió que eso era imposible. Su gato había muerto atropellado 2 días antes y él había intentado resucitarlo regando con sangre el caldero de los hechizos e invocando al único dios poseedor de la llave de la vida, pero todo había sido inútil.
La tercera noche, los maullidos regresaron aún con más fuerza. Era ensordecedor. Me levanté y observé que solo a mí le molestaban. En casa todos dormían tranquilamente, así que tomé una decisión: aunque no se veía nada, ni a nadie, puse un cazo con leche en la puerta de mi vecino.
Los maullidos cesaron inmediatamente.
Inquietante…
Jope, y tan inquietante!
Menos mal que no oigo maullidos ni ladridos 😉
Saludos!
Carme.
Genial el de Engendro. Los otros también bien, pero el de Engendro me ha encantado.
Suerte.