Ronda 3 – Banquete 1
Los participantes con el alias : ENGENDRO – PSICOPATA – AMULETO
deberán escribir un relato :
- Cuyo tema central sea el pecado de la GULA
- Plazo : hasta el domingo 1 de octubre a las 23:59 hora peninsular de España
- Extensión: 150 palabras MÁXIMAS (título NO incluido)
- El TÍTULO debe contener una palabra de la lista 1 y además otra palabra de la lista 2. Admitimos singulares/plurales y cambios de género (femenino/masculino) de las palabras propuestas.
LISTA 1 : tarta – adicto – ladrón
LISTA 2 : flores – lluvia – sueños
Nota : El título puede tener más palabras (si queréis) usando siempre al menos una palabra de cada una de las dos listas e incorporando nuevas, por ejemplo serían válidos títulos como:
tarta de flores, adicto a las flores de los sueños, el testamento del ladrón de lluvias tropicales etc…
Dejad vuestro relato en este enlace
Podéis votar en este otro
AMULETO – La tarta de tus sueños
El conocido y excéntrico millonario anunció otra de sus ocurrencias. Goloso hasta extremos inimaginables, había encargado confeccionar el dulce más grande del mundo, solo por darse el gusto de comer en solitario hasta saciarse. Ya veía su nombre unido a la hazaña en el Libro Guinness de los Récords.
Contrató a decenas de pasteleros de las mejores confiterías. Hizo traer cantidades ingentes de huevos, nata, azúcar y harina. Gastó una fortuna en publicitar su nuevo capricho.
Cuando le dijeron que los trabajos habían concluido se lanzó en paracaídas desde su avión privado, para zambullirse dentro de aquella golosina inmensa. Un olor dulce y otro indefinido flotaban en la zona.
La estructura de cartón piedra rellena de estiércol detuvo su caída. Mientras, los avispados miembros de una ONG repartían la tarta verdadera, distribuida en miles de raciones, en un cercano campo de refugiados.
En el anhelado y evaporado (para su desgracia) disfrute del pecado, el millonario, parece llevar la penitencia. Esperemos que los esforzados oenegeneros no acaben tambien malparados ante la más que previsible venganza posterior del malévolo caprichoso. Suerte, Amuleto.
bahhhh el libro Guinness, no sabéis las comilonas que hacemos en el jurado, entre Pocimera con sus licores y pociones, Pantagruela de Vil que casi casi come como yo, Mandrágora con sus colocones de drogas y Merlín que todo le parece poco y hace hechizos para agrandarlo todo, pues parecido a lo que me cuenta por aquí, eso sí me acaba de entrar una sed… voy a tomarme unas cervecitas!!
PSICÓPATA – Tarta de sueños
Empezaré por tus ojos. Los iré macerando despacio, tomándome mi tiempo, también el tuyo, hasta que se ablanden, hasta que se abran como una flor. Prepararé después la parte más sabrosa, el plato estrella: tu córtex cerebral. Haré con él una tarta de sueños. Te haré hendiduras de esas que duelen de placer o indiferencia; pincharé y rasgaré tus lóbulos con delicadeza culinaria. Tus papilas gustativas llegarán a gozar o aborrecer mi receta. Y de repente todo habrá acabado. Te dejaré saboreando el silencio y quizás entonces en tu rostro haya una lágrima, una mueca o una sonrisa. Yo me habré ido a buscar, insaciable, otros ojos que se enreden en mí. Y que sepas que si vuelves a leerme, la gula será tuya.
Jopé, que canguelo; Ah, y sí, la gula es mía: he tenido que leerte, hipnotizado, tres veces. Menos más que esa tilde obviada en mi corteza cerbral aminora mi ¿sufrimiento? Suerte, Psicópata, la voy a necesitar. Saludos.
ENGENDRO – ADICTA A UN SUEÑO
Detrás de la cortina respira lentamente para mantener la calma, su boca se llena de saliva evocando el helado que se zampó la noche anterior; las primeras cucharadas la llevaron al borde del orgasmo, las últimas al vómito. Un aluvión de modistas la aborda con alfileres y puntadas por todos los rincones de su cuerpo, mientras ella se lamenta de seguir siendo la gordita que engulle milhojas a escondidas y bombones, de cuatro en cuatro, cuando nadie la ve. Seguirá con laxantes y vomiteras si es preciso, no dejará que nada ni nadie le robe el sueño de ser la musa de grandes diseñadores. Escucha los aplausos que la invitan a salir y desfila por la pasarela sintiéndose aquella niña rechoncha que hacía los deberes de matemáticas a sus compañeros a cambio de sus bocadillos de salami, solo que ahora embutida en una talla 34.