Ronda 5 – Batalla 1
Los participantes con el alias : FANTASMA– BRUJO– SEPULTURERO
deberán escribir un relato :
- el tema central del micro será la IRA
- debe aparecer el sentido del GUSTO
- relato de 123 palabras MÁXIMO (título no incluido)
- Plazo : hasta el domingo 15 de octubre a las 23:59 hora peninsular española.
- Además debéis elegir UNA (si queréis más también se puede) de estas condiciones:
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- Escenario: Batalla de Lepanto
- Protagonista: niña huérfana
- Título: debe contener la palabra música
Podéis subir vuestro relato con este enlace
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SEPULTURERO – ACORDES DE MÚSICA TURCA
Sangre y esperma sazonan mi paladar. En el pañol, golpes e intimidaciones se escurren sobre el rastro dejado por su ultraje. Las keftedes, repudiadas, se pudren recluidas contra las cuadernas, mientras sus amenazas reclaman refugio en mi cabeza: «Sólo eres una puta niña huérfana». Lo aprisiono tras indagar sobre la mesa y en el futuro. Él, derrotado por la indecencia y el alcohol, duerme sobre los sacos, con la deshonra latiendo bajo sus polainas al ritmo de la yugular. La batalla gime, el aparejo turco tañe sus compases desde el velamen y las jarcias, e insta a que mis dedos se confabulen para no errar, segura de que no debo servir a quien afirma de mis albóndigas que son una mierda.
BRUJO – RUBIK
A papá no le gusta hablar de ti y cuando lo hace, le cambia la cara, como si se estuviera comiendo un limón. Anoche, me sorprendió mirando la foto de vuestra boda que tiene escondida bajo la almohada y cuando le pregunté por qué te fuiste, la cara de limón se le puso roja, pero que muy roja.
Esta mañana mi cara tenía un gran morado, brillante y azul, como el vestidito de mi muñeca; y en la frente de papá había un agujero del que salía una sangre negra, pero que muy negra.
FANTASMA – Sin postre
A Martina le chiflan los melocotones en almíbar, pero cuando los ponen de postre, no los prueba. Eso provoca la ira de Sor Inés que le recrimina despreciar la comida habiendo tantos niños muriendo en África. Y cuando Sor Inés se enfada, toca dormir aislada en el cuarto negro. A Martina se le hace agua la boca viendo a las otras niñas rebañar con las cucharillas el jarabe dulzón. Pero resiste. Prefiere el cuarto negro. Cuando a ellas les ponen melocotones, a las monjas les ponen anís. Martina odia las manos frías deslizándole el camisón piernas arriba, pero odia mucho más el aliento cargado de Sor Inés en esas noches. Le recuerda el de su padre justo antes del accidente que todo cambió.