52. ROSAS AMARILLAS
Rara vez entro en la habitación de mamá; cuando lo hago no puedo evitar que un oscuro velo de tristeza me cubra y me impida ver y sentir lo mismo que ve y siente papá: una estancia llena de luz, de maravillosos recuerdos.
Aunque papá ya no duerma en la habitación desde que mamá murió, acude allí cada mañana, abre las persianas, limpia los cuadros limpios con nuestras fotografías y ordena su ropa ordenada con olor al perfume preferido de mamá mientras escucha sus canciones favoritas en un viejo tocadiscos.
Al anochecer, antes de cerrar las persianas, papá escribe lo acontecido en el mundo durante el día con sus reflexiones, y después deja el diario en la mesita de noche junto a las gafas de mamá y un jarrón con sus flores favoritas.
Quién sabe si esa mujer tan querida acaba leyendo, desde otra dimensión, las reflexiones del día que deja para ella. No podemos tenee certeza sobre si tras este mundo habrá otro, pero lo que es indiscutible es que nadie muere del todo mientras permanezca presente. Siempre se dice que el duelo es un periodo transitorio y que la vida sigue, pero es del todo respetable dar salida a los sentimientos que permanecen dentro.
Un relato que transmite sensibilidad y eso que llaman amor verdadero.
Un abrazo y suerte, Marca ¡campeón!
Algunos entendidos dirían que este hombre “no ha elaborado bien el duelo”. Me pregunto si un duelo se puede elaborar bien, sin que deje marca de ningún tipo, y creo que no es posible.
Has sabido describir la vida de un hombre aferrado a su pasado, aunque con su propio equilibrio vital.
Precioso, qué historia más bonita. Este hombre enamorado acude a esa estancia llena de maravillosos recuerdos, y cada noche deja un mensaje para ella. Y aunque no reciba respuesta, tan solo la posibilidad comunicarse así con ella le ayuda a superar su ausencia.
Me ha encantado.
Un abrazo y suerte.
Esa habitación está llena de ilusiones pasadas y creo que también futuras, solo esa habitación, que para el protagonista es parte de su vida diaria, mantiene su día a día no solo soportable sino, incluso feliz. Muy bien contado.
Nos leemos