55. Salto generacional (Blanca Oteiza)
Tras el beso de buenas noches, la luz se apaga y se cierra la puerta. Es el momento favorito del día, precisamente cuando las estrellas ya lucen en el cielo. De debajo de la cama saca su lata. No se cansa de observar una y otra vez el rostro sonriente de esa madre que la mira. Lee a duras penas los recortes de prensa que guarda de ella. El que más triste le pone es el que habla del accidente, aquél que le robó la fama. A veces sueña con llegar a ser una estrella como su madre, pero le da miedo por si le pasa como a ella y deja huérfanos a sus hijos, porque ellos ya no tendrán abuela.
El fuerte sentimiento que le trasladan esos recuerdos sacados de una lata se hace viral porque todos tenemos un terreno de memoria en una de esas. Suerte
Toda cabeza está llena de recuerdos y muchas latas de hojalata también.
Gracias por comentar.
Un saludo
Las fotografía tiene la virtud, o propicia el espejismo, de congelar el tiempo, de hacer posible lo que ya no existe salvo en la memoria, al menos no como lo conocimos.
Llegar a este mundo es un milagro y un misterio, marcharse es algo que sucederá de forma inexorable. Tu protagonista sufre y echa de menos a su madre y no quiere, lógicamente, que a sus hijos les suceda lo mismo. La vida siempre sigue aunque alguien se apee, pero los sentimientos de los que quedan no deben relegarse; lo natural es aceptarlo y aprender de ellos para valorar cada minuto de vida que se nos concede y hacer que merezca la pena.
Un abrazo y suerte, Blanca
Muchas gracias Ángel por tus palabras.
La marcha de este mundo sabemos que nos va a llegar a todos, pero cuando es antes de tiempo, siempre duele más. La fotografía sirve para reavivar ese recuerdo que lleva dentro.
Un abrazo
Dulces recuerdos de esa estrella que era su madre y que, aunque se haya ido, siempre seguirá con ella mientras perviva en su memoria. Y sobre todo ese miedo que surge por temor a que se repita la tragedia para no dejar solos a esos niños que son lo que más quiere en la vida. Un abrazo
Muchas gracias Gloria por tus palabras. El recuerdo se mezcla con el miedo, como dices, a que pueda repetirse la historia.
Un saludo