71. Sazonador (Blanca Oteiza)
No sé qué pensar. Quizás deba poner sal a la vida. Hacer la maleta y salir a buscar la receta de la chispa que me falta en la cocina. Los fogones no son lo mío y los guisos terminan yendo por la ventana de los desperdicios. Cansada de danzar entre sartenes y cacerolas decido buscar otra pista de baile que alegre mis tardes.
Sin el delantal salgo al encuentro de nuevos sabores que endulcen mi paladar. Quizás me haga repostera donde poder embadurnar mi cuerpo en salsa de chocolate y crema. Sin mucho caminar encuentro al panadero que me anima a traspasar la puerta nevada de harina. Amasar de madrugada las hogazas con música de fondo que habla de amaneceres junto al fuego, magdalenas y aroma a café recién molido.
No sé si la sal está en el salero, pero el azúcar está a mi alrededor cuando comparto mis platos con quien aprecia mis manos.
La sal de la vida y la dulzura se encuentran en las relaciones con los demás, en la valoración que otros tienen de nosotros. Compartir con quien nos aprecia quizá sea una de las mayores aspiraciones que pueden tenerse.
Un relato bien sazonado, Blanca.
Un abrazo
Blanca, coincido con Angel; parece que tu protagonista ha encontrado la clave. Suerte y saludos
Entre la sal o el azúcar, es difícil de elegir. Mejor disfrutar de los dos sabores, como acaba descubriendo tu protagonista.
Un abrazo, Blanca.
Disfrutemos de la sal y el azúcar de la vida!!
Me gusta comer platos bien sazonados. Me gusta leer relatos bien escritos. Gracias, Blanca.
Hola, Blanca. Nos presentas una bonita, esperanzadora y muy bien sazonada historia. Enhorabuena. Saludos y suerte.