03. Se olvidaron del perro
El Emperador agoniza. Con urgencia, son llamados a su aposento el médico, la Emperatriz y sus damas de compañía, todas sus amantes, el séquito de cortesanos, el escribano, el conjunto de mayordomos, ayudas de cámara, edecanes, lacayos, sirvientas, palafreneros, palanganeros y demás miembros del servicio. Desde su cama, el Emperador se siente observado también por los retratos de sus antecesores, que parecen reprenderle con severidad, quién sabe si para censurar los errores de décadas de reinado.
Él, que tantas veces imaginó cómo sería su despedida, dueño y señor de medio mundo, nunca, ni en sus peores pesadillas imaginó que moriría tan solo.
Mucha gente alrededor, pero nadie cercano, de modo que esa soledad ha de dolerle en sus últimos momentos. Duro ser consciente de ello, esperemos que alguno de los doctores le de algunas hierbas que le hagan olvidar tanta soledad. Suerte Jesús.
No en vano se dice que el perro es el mejor amigo del hombre, y un amigo incondicional. Está genial, Jesús.
Abrazo
Morir así, Aurora, «en completa soledad», tiene que ser muy triste, pues aunque esté rodeado de esa multitud de servidores, debe sentirte muy triste para un hombre acostumbrado a ser el rey del mundo. Le faltan verdaderos amigos y una familia amorosa en ese acompañamiento final. La verdad es muy lamentable esa muerte, ya que su familia está representada únicamente en la figura de la Emperatriz. Muy buena imagen de ese final en soledad, Aurora. Enhorabuena
La peor de las soledades es aquella que transcurre en medio de una multitud. Solemos utilizar la expresión «vivir como un rey» con envidia, cuando en realidad puede que no se trate de una existencia tan deseable, bajo un constante y agobiante control, sin opción de intimidad, sin saber si las pruebas de afecto que recibe son verdaderas. Con el perro seguro que no tenía dudas, era el único capaz de obsequiarle con su cariño incondicional. Es lógico que al final de la vida se eche de menos lo auténtico, como Ciudadano Kane su trineo.
Sencillo, original y profundo. Me alegro de haberte conocido en persona, Jesús, a ver si tenemos más ocasiones; mientras, están las letras.
Un abrazo y suerte
En efecto, faltaba el perrete para dejar este mundo rodeado de cariño.
Me ha dado penica y todo el pobre emperador…
Un abrazo y suerte.
Breve pero redondo tu relato, Jesús. Ese Emperador se fue de este mundo rodeado de fastos pero sin la amorosa mirada de su amigo más fiel. Triste y hermoso micro. Enhorabuena.
UN saludo. Me estreno comentando aquí. Enhorabuena. Un relato con un final extraordinario. Para poner de ejemplo.
Pobre monarca, tan solo se encuentra, tan solo se muere, tan solo se va y nosotros tan sólo esperamos. 😉 Un buen texto. Un juego buenísimo con final impactante. Abrazos y suerte, Jesús.