36. Se vende radio de mesa… (Esperanza Tirado Jiménez)
“Se vende radio de mesa. Años 30. Fabricada en madera. De válvulas. Buen estado de conservación exterior. No funciona. 150 euros.”
Pegué mi cara al escaparate de la tienda e intenté encontrar el tesoro que el anuncio ofrecía.
Entre la oscuridad y las luces que entraban de la calle distinguí un mostrador antiguo y una silla de madera ocupada por un viejecito muy quieto. Pensando que estaba muerto, a punto estuve de llamar a la policía. Pero el anciano despertó. Me vio, se levantó trabajosamente y, arrastrando sus pasos, llegó a la puerta. Sonriéndome, me abrió.
– ¿Está usted bien? –Pregunté preocupada– ¿Necesita ayuda?
Dejó escapar una risilla cascada.
– Gracias, muchacha. Tengo mis achaques… Solo vengo a escuchar la radio.
– ¿La del anuncio? –Me extrañé– Si no funciona…
Volvió a reír.
–Las válvulas se fundieron. Pero esto –tocó su cabeza como llamando a una puerta– aún tiene pilas.
Le miré, confundida.
–La radio siempre ha sonado en la tienda. Le daba vida. Cuando me jubilé venía, pasaba el rato escuchando canciones y anécdotas de mi juventud… Hasta que se rompió y no pude arreglarla. Pero cada tarde volvía, y seguía cantando y contándome aquellas historias.
Desde entonces contamos y escuchamos juntos.
Algo más que un objeto, que incluso con la voz perdida, es capaz de dejar una huella permanente en las personas. No se ha inventado nada mejor para cantar y contar
Saludos y suerte, Esperanza
Aunque pase el tiempo, en todas las casas siempre habrá al menos una radio que nos acompañe en nuestras tareas diarias. Un gran invento, sin duda.
Gracias Ángel.
Saludos y suerte para ti también.
Precioso Esperanza. Me ha gustado mucho. La memoria; la vida… sintonizadas en la misma onda.
Qué Bonito eso que dices 🙂
Gracias Mil Jero.
Ojalá puedas dejar un relato tuyo por aquí y lo podamos leer pronto.
Parecía que la radio no iba a poder competir con otras novedades sofisticadas, y que estaba condenada a morir. Sin embargo siempre está ahí, haciéndonos compañía y, estimula tanto nuestra imaginación, que la escuchamos aunque no funcione.. Precioso. Un beso y mucha suerte.
Como los libros, a pesar de novedades varias, la radio siempre estará ahí. Y cuando no hay una cerca, se la echa de menos.
Muchas Gracias María José.
Besos. Y suerte.
Los recuerdos de juventud suelen ser los más bonitos y los que más perduran en la memoria.
La radio lejos de ser un medio de comunicación en decadencia cada día cuenta con más fieles seguidores, entre los que me encuentro.
Bonito relato.Suerte. Un abrazo.
Cualquier tiempo pasado fue mejor, dicen. Y si va acompañado de música, mejor todavía.
Me gusta tener la radio cerca. No sé si soy demasiado fiel a ese medio, pero cuando falta se nota.
Gracias María. Un abrazo y Suerte.
Muy bien contado Esperanza.
Recuerdos que en ocasiones suplantan a la realidad. Porque, a veces, querer es poder.
Mucha suerte,
Ton.
Muchas gracias Ton.
A veces con el tiempo acabamos reinventando nuestra realidad.
Mucha Suerte para tu relato.
Un relato que además nos deja un ejemplo de vida. Entrañable Esperanza. Imposible no sentir una sonrisa de optimismo al leerlo. Gracias y mucha suerte 🙂
Si te he conseguido sacarte una sonrisa ya he conseguido mucho. Eso sí que es un premio 🙂
Muchas Gracias Juan Antonio por lo de entrañable.
Saludos y Mucha Suerte para ti también.
Esperanza, nostalgia y alegria son buenos ingredientes para condimentar bien esta historia, y lo has conseguido. Suerte y saludos.
Me alegro de que la mezcla haya salido bien. Y sobre todo de que te guste el resultado 🙂
Mil gracias Calamanda.
La radio de los recuerdos… esa que no para nunca de sonar en nuestra cabeza.
Un abrazo Esperanza, suerte
A veces nuestros recuerdos son un gran tesoro.
Gracias Puri.
Suerte para ti. Abrazos.
Que bien nos mostraste ese amor incondicional que comparte recuerdos con la vieja radio cual compañero fiel que jamas se olvida.
Me encantó.
Un abrazo y mucha suerte.
Gracias Moli. Qué alegría da cuando algo que sale de tu cabeza llega a los demás.
Mucha suerte para ti. Un abrazo.
Qué bonito relato, el perfecto ejemplo de tantas vidas para las que la radio era mucho más que un entretenimiento, era parte de sus días como uno más de la familia.
Muy bien narrado, nos transportas a ese tiempo nostálgico de tardes de radio, que de algún modo vivimos los que ya tenemos cierta edad.
Felicidades.
Quizás la radio era como el pariente que se iba de viaje y volvía contando cosas maravillosas y todos se sentaban alrededor, escuchando con la boca abierta.
Gracias Asunción.
Y aprovecha esa ‘cierta edad’, es la nueva juventud 🙂
Toda una vida de recuerdos, melodías y compañía guardados como un tesoro en esa sencilla caja de madera. Que bonito lo has pintado.
Ahora ha conseguido unir a dos personas en su misma onda. Creo que nunca será vendida, para él no tiene precio aunque se lo ponga.
Un beso esperanza. Me encanta.
Un tesoro de ese tipo si es compartido es más valioso.
Feliz de que te haya gustado. Muchas Gracias Mª Belén.
Besos y Suerte en la Copa y para tu relato.
Qué ternura refleja este relato. Ternura y melancolía, casi tristeza por una vida que se apaga. Sin embargo, ese espíritu risueño, soñador del viejo ¡me encanta! porque has sabido, así, alejar el pesimismo o el sufrimiento (la vejez, la soledad) de tu historia. ME GUSTA.
Un abrazo, Esperanza.
ME ENCANTA cuando veis tantas cosas bonitas en mis relatos. Es el mejor de los premios.
Un abrazo Amparo
¡¡Gracias!!
Cuantas experiencias debe guardar una radio, como la que describes!.
Aunque no funcione, estará funcionando en muchas mentes que pudieron disfrutarla.
Evocadora historia, Esperanza.
Besito virtual.
Aunque no funcione siempre tendrá algo mágico ahí dentro.
Gracias María Jesús.
Besos virtuales y abrazos de vuelta 🙂
Magnífico Esperanza. Los recuerdos caminando de la mano de nuestra propia existencia. ¿Qué es realidad, y hasta dónde alcanza la ficción?
Muy bueno.
Ton.
Da gusto abrir esta página y encontrarte comentarios tan estupendos. que casi dan para un microrrelato nuevo.
Mil gracias Ton. Mucha Suerte para tu historia.
Qué bonito, Esperanza. Le das un giro estupendo al micro. En un principio parece que el anciano desbarra un poquito pero después es él quien le muestra y comparte con otra persona (que yo imagino más joven) un mágico camino. Mucha suerte.
Perdón por el retraso en contestar. Con la Copa está una más pendiente de los relatos ajenos (con razón) que del suyo propio 🙂
La protagonista se supone que es una chica joven (30-40 y tantos), de esas modernas, no sé si hipster o no, que siguiendo la moda vintage, rebuscan por todos los rincones intentando encontrar antigüedades decorativas. O algo así, pero eso ya no me cabía en el relato 🙂
Tienes razón en tu comentario: cuando dos personas, por muy diferentes que sean sus edades, comparten algo, ambos salen ganando siempre.
Gracias mil Izaskun.
Y Suerte para ti.
Un viejito, una vez más, dando muestras de sabiduría, enseñándonos que podemos revivir, resucitar nuestra propia historia.
Me ha gustado leerte, encontrarme con tanta ternura.
Un abrazo
Ha sido curioso, he abierto esta página y lo primero que he leído es que en tu relato también se vende una radio 🙂
Gracias Rosy, por encontrar ternura en mi relato.
Un abrazo para tí.
La radio crea un lugar donde sentirse cómodo y en buena compañía. Algo parecido a un acogedor hogar, un espacio de «querencia» para muchos. Dónde mejor va a estar ese hombre y con quién mejor va a conversar.
Cálida y sensible historia, Esperanza, contada maravillosamente.
Enhorabuena y suerte.
Un abrazo.
Ya dicen que no hay nada como el hogar. Aunque sea en una tienda cerrada y con una radio rota.
Muchas Gracias por tu comentario, Enrique. Ya es un regalo y un premio.
Mucha Suerte para tí también
Bonito relato, lleno de ternura y ensoñación.
Felicidades y buen tiempo.
Gracias por encontrar otra pizca de ternura María.
Buen tiempo para tí ☼ y Mucha Suerte con tu relato 🙂